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La rotura de un aneurisma disecante en el cayado de la aorta, arteria principal que lleva la sangre desde el corazón hasta el cerebro, fue la causa de la muerte del secuestrador Osmar Martínez, quien fuera encontrado tirado y sin conocimiento en el interior de su celda en la Agrupación Especializada en la tarde del lunes. Esta fue la conclusión a la que se llegó luego de la autopsia realizada al cuerpo del fundador del grupo criminal EPP, según reveló el Dr. Pablo Lemir, médico forense del Ministerio Público.
“Es una enfermedad que tenía desde hace tiempo”, manifestó Lemir en conversación con medios de prensa en la mañana de este martes. De acuerdo a lo relatado por el médico, Martínez sufría de aterosclerosis y se detectó que tenía un aneurisma en el cayado de la aorta.
“Es una bomba de tiempo que en cualquier momento estalla”, puntualizó. Una vez que el aneurisma estalla, lo que en el caso de Martínez se dio en la tarde del lunes, la sangre cubre completamente el corazón, bloqueándolo y dejándolo sin posibilidades de latir, produciéndose un paro cardíaco. “No hay forma de prever”, acotó Lemir.
En base a estos hallazgos, indicó Lemir, se llegó a la conclusión de que la del condenado por secuestro y asesinato fue una muerte natural y la causa fue un paro cardíaco producto de la rotura de un aneurisma en la aorta.
Lemir puntualizó que existen dos causas de muerte instantánea, es decir que al producirse la lesión, la persona muere “antes de darse cuenta”. La rotura del aneurisma del cayado de la aorta es una, la otra es la destrucción del tronco encefálico. “Al momento de caer, probablemente él (Osmar Martínez) ya estaba muerto”, aseveró el galeno.
Durante la caída, Martínez se golpeó una de las rodillas y la cabeza, lesiones contusas que habían sido detectadas en primer momento.
Señaló además que el líder del grupo criminal EPP no tenía diagnosticado el aneurisma y que para ello debería haber manifestado síntomas y a partir de allí ser sometido a una arteriografía con contraste y una resonancia magnética. Martínez no habría presentado nunca el síntoma más común de esta afección: ictus o desmayos periódicos, por lo que nunca se le realizaron los estudios.
“Aparentemente no tenía síntomas. Además, la aterosclerosis, la hipertensión y diabetes son enemigos silenciosos. Cuando dan síntomas ya es tarde”, apuntó Lemir, para luego agregar que esperan informes de la Agrupación Especializada sobre los medicamentos que recibía Martínez, ya que sus familiares aseguraron que el mismo ya había sufrido un preinfarto, aunque preliminarmente manifestó que los médicos de la señalada institución le relataron que el mismo consumía medicamentos para un cuadro hipertensivo, no así para un cuadro cardiaco.
“En el supuesto de que se le haya diagnosticado a través de los estudios especializados, no hay forma de tratar esto. El aneurisma dilata y abre como si fuese un gran globo. Es inoperable, intratable. Lo único que ya sabés es que te vas a morir”, sentenció Lemir.