“Amenazante”, tutora pidió cambiar testimonio

Ramona Melgarejo, tutora de la fallecida Carolina Marín, llamó al padre del médico que atendió a la niña para pedirle que el profesional cambie su testimonio acerca de lo ocurrido ese día. “Ani jajoperjudica”, le dijo la mujer, según la denuncia.

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“Ani jajoperjudicati”, le dijo Ramona al padre de los doctores David y Hernán Jara, tras pedirle que sus hijos cambien sus testimonios acerca de lo ocurrido el día que llevaron a Carolina al Hospital de Yhu para consultar, denunció el doctor Hernán Jara, director del mencionado centro asistencial.

El médico explicó que viven en una ciudad pequeña donde todos se conocen. Su familia conoce a la de Ramona, aunque no mantienen amistad, dijo. Aseguró que ellos no cambiarán nada de lo que ya dijeron, porque lo que pasó es “algo muy feo”. Según el testimonio de Jara, su hermano David (médico ad honórem en el Hospital de Yhu) fue quien atendió a Carolina Marín aquel miércoles. La niña llegó con marcada palidez y con signos de golpes. Le preguntaron qué sucedió y dijo: “Che nupa” (me pegó), pero cuando le preguntaron quién, evadió la pregunta apuntando a su estómago diciendo que le dolía.

Ante la escasa información que brindó la niña, el médico salió a peguntarle a Ramona Melgarejo qué fue lo que pasó y ella manifestó que “le dimos chachá” (le pegamos). El médico insistió y entonces la mujer contestó que le pegaron “con una ramita” y que lo hicieron porque era su hija y la encontraron manoseándose supuestamente con un hombre que estaba trabajando como albañil en la casa. Además, mencionaron que la niña tomó “una pastilla negra”.

Como el estado de la niña empeoró, el médico decidió trasladarla al Hospital Distrital de Caaguazú, donde tienen mayor infraestructura. Sin embargo, se topó con la rotunda negativa de la familia, que -a toda costa- quería llevarla a un centro asistencial privado. Ante las sospechas de posible violencia contra la niña, el médico, entre empujones con la tutora, se abrió paso y en una ambulancia fueron hasta el hospital distrital, donde más tarde murió Carolina. Jara dijo que no sabe si Ramona no confiaba en el sistema público o si tenía intenciones de ocultar el hecho, lo cual sería más fácil en un centro asistencial privado, dijo.

El médico comentó que el militar Tomás Ferreira, esposo de Ramona Melgarejo, tenía rastros de un golpe en la boca y una luxación en un hombro, signos de lucha con alguna persona ese mismo día.

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