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La ciudadanía podrá observar el altar que maravilló al mundo entero a partir de hoy desde las 15:00 hasta las 20:00 y mañana desde las 08:00 hasta a las 20:00 con un festival artístico, adelantó su creador en comunicación con ABC Color. El retablo de maíz, coco natural, zapallo, calabaza y otros frutos del campo es un símbolo de la unidad, de la fraternidad y la revalorización de la cultura guaraní.
El artista dijo sentirse algo nostálgico por tener que deshacer una obra única, pero asegura que cumplió su tiempo y su razón de ser. Explicó además que, por la naturaleza propia del retablo, hecho de maíz y otros frutos, no puede ser un atractivo de museo. “Tampoco es mi estilo, que siempre son obras efímeras como Tañarandy. Ahora, a pensar en otro momento; de todas formas, cumplió su rol”, destacó.
Con relación a la visita del papa Francisco, Ruiz señaló que en al menos tres ocasiones intentó intercambiar palabras con el Santo Padre, pero no lo consiguió debido a que la gente se abalanzaba sobre él. Felizmente, a poco de abandonar suelo paraguayo, Francisco y Delfín Roque Ruiz mantuvieron un encuentro junto con los demás colaboradores en la instalación del magnífico retablo. “Anoche, en privado, cuando se despedía del presidente Cartes, este nos llevó a la sala junto a Francisco; él estaba muy emocionado por el viaje y por el altar. Cuando le expliqué algunos detalles, me dijo que ya lo sabía, él ya estaba informado del proceso”, recordó.
La emoción de Francisco es la misma que tiene el artista misionero por el impacto de su creación tanto en los paraguayos como en el mundo entero: "Creo que mostramos una linda imagen y eso veo reflejado en el orgullo que tiene la gente. Lo que me fascina es su calidez al reconocerme y al expresarme su cariño, así como la repercusión en los medios extranjeros", agregó.
El retablo tiene una base de 40 metros por unos 20 metros de alto y está adornado con productos agrícolas. En su elaboración se utilizaron 32.000 espigas de maíz, 200.000 cocos y 1.000 calabazas. Las demás semillas son muy variables porque con el tiempo se tuvieron que hacer retoques hasta el final, mencionó Macarena Ruiz, hija de Koki y también artista. La obra además rinde culto a la cultura guaraní, que defendía el medio ambiente, la tierra y los frutos que crecen de ella.