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Hugo Royg y Guillermo Ferreiro, en representación de la Sociedad Paraguaya de Anestesiología, denunciaron en conferencia de prensa la preocupación del sector ante la existencia de aproximadamente 100 anestesistas de carreras de licenciatura y tecnicatura, egresados de la Uninorte y Unisal, que se encuentran trabajando en su mayoría en hospitales públicos. Alertaron sobre el peligro para la salud de la población.
En este sentido, solicitaron al Consejo Nacional de Educación Superior (Cones) retirar los registros de estas personas. Si bien estas carreras se encuentran suspendidas por resolución firmada el 21 de marzo de 2012 por el viceministro de Educación Superior de entonces, José Nicolás Morínigo, los títulos siguen vigentes. “No se suspendieron en el sentido de que no fueron invalidados, pero es importante reconocer que dejaron de inscribir a gente en la carrera”, acotó uno de los denunciantes. También solicitan la intervención del Ministerio de Salud Pública, ya que son los que emplean y firman los títulos.
Las personas formadas en la Unisal y en la Uninorte y que estarían fungiendo de anestesiólogos en intervenciones quirúrgicas son potenciales asesinos, considerando que no estudiaron los años requeridos para tan delicada profesión (sólo dos años, con clases los sábados). Explicaron que para ser médico anestesista se estudian nueve años sólo en la Universidad Nacional de Asunción, Universidad Nacional de Itapúa, Universidad Nacional del Este y la Universidad Católica. Para ser anestesista, son seis años y tres años más para ser médico anestesiólogo. No existe tecnicatura ni licenciatura en esta rama.
Durante rueda de prensa llevada a cabo en el Círculo Paraguayo de Médicos, denunciaron una vez más que en el Hospital de Lambaré en horas de la noche atienden sólo técnicos y ningún médico desde hace un año. Este caso ya fue denunciado ante el Ministerio Público; sin embargo, el caso no prosperó al ser desestimado. “Denunciamos eso a la Fiscalía hace un año y desestimó la denuncia y continúa así porque no encontraron ningún hecho punible. Tiene que morir alguien”, lamentó el profesional.