Cargando...
El caso de Micaela Aldana Ortega, la niña de 12 años que fue asesinada en Bahía Blanca tras caer en el engaño de un hombre a través de las redes sociales, conmocionó no solo a toda Argentina, sino a la sociedad a nivel internacional.
La noticia caló hondo también en nuestro país, donde cientos de padres aumentaron su preocupación con respecto a los peligros que corren los adolescentes en las redes sociales.
La realidad nos muestra que hoy, no hay adolescente que no posea un teléfono celular inteligente, con acceso a internet y aplicaciones como Facebook, Whatsapp y Twitter, donde pueden comunicarse muy fácilmente con personas de todo el mundo. Y ahí es donde entra en juego el peligro de contactar con adultos de malas intenciones.
Mario Velázquez, experto en tecnologías de la información y comunicación (TIC), de la Fundación Protección Online, nos habló sobre las estrategias que utilizan los victimarios de las redes sociales, y nos brindó recomendaciones para que los padres logren un sano equilibrio en el control a los hijos, sin caer en la represión, que puede resultar contraproducente.
Para Velázquez, el primer paso que da un eventual acosador de las redes sociales es identificar a la posible víctima y conocer absolutamente todos sus gustos y aficiones.
“Digamos que antes de enviar una petición de amistad el victimario ya realiza el 50 % del trabajo. Stalkea a la víctima, ver absolutamente todo lo que le gusta, sus preferencias, su club. Luego, comienza a replicar todo eso en su perfil de Facebook”. En otras palabras, se hace “parecido” a su víctima.
El segundo paso, según continúa explicando Velázquez, es enviar solicitudes de amistad a los amigos de la potencial víctima. “El acosador se fija quienes de los amigos del adolescente tienen más de 1.000 amigos y envían solicitud a esos, pues se supone que quienes tienen esa cantidad de contactos, tienen menos criterios a la hora de aceptar una petición”.
Recién entonces se realiza la petición de la amistad. “La víctima ingresa a ver quién la solicita y encuentra que esta persona tiene demasiadas cosas en común con ella, por lo que accede a aceptar la solicitud inmediatamente”, explica el experto en redes sociales.
Pero no basta solo con conocer estos “trucos”, pues, según nuestro entrevistado, las técnicas se van perfeccionando. “Incluso pueden utilizar el nombre de algún viejo amigo que la víctima conozca o recuerde. Se hacen pasar por alguien más para ganar aún mayor confianza”, añade Mario Velázquez.
En muchas ocasiones, los padres, preocupados por el bienestar de sus hijos, tienden a cortar de raíz sacándoles el celular, u ordenándoles eliminar el perfil de Facebook. Para el experto, este método no funciona, porque solo se reprime y no se crea consciencia en el menor.
“Lo que hacen los chicos es seguir teniendo Facebook con un perfil diferente, bloqueando a toda su familia para que no lo descubran”, comenta.
La forma de encarar el tema con sus hijos suele ser una de las principales dificultades para los padres, cuenta Velázquez, y enseña que la clave está en ser muy directos y claros.
“Los chicos son muy vivos, necesitamos hablarles muy directamente, incluso crudamente acerca de las consecuencias graves. Mostrarles las noticias, contarles lo que sucede, por más triste que sea. No hay vuelta que dar”, señala.
Si bien no funciona la técnica de “prohibir”, si es necesario poner límites por ejemplo, en cuanto a horarios de acceso a las redes sociales. “A los chicos se los manda a dormir y llevan el celular a la cama. Navegan toda la madrugada sin que sus padres se den cuenta. La responsabilidad del adulto es no permitir eso, controlar los celulares por las noches, limitar el acceso full a internet”, menciona Velázquez.
La principal premisa es la comunicación, y solamente cada padre conoce mejor que nadie a su hijo. Por eso, una buena manera de llevar esta problemática es establecer pequeños acuerdos con el adolescente. “Por ejemplo, al regalarle un celular, advertirle que te debe atender sin falta las llamadas, o que te debe contar con quienes conversa cada día a través de los medios de mensajería instantánea, y otras reglas parecidas”.
Otro motivo frecuente de “pelea” con los adolescentes es cuando los padres exigen conocer las contraseñas y el menor se niega a dárselas.
Mario dice que exigirle al chico que te de las contraseñas “muchas veces no funciona, aunque sí es bueno verificar que está haciendo”.
Otro miedo muy común de los padres es no saber nada sobre tecnologías, por lo tanto, argumentan no tener información suficiente para instruir a sus hijos.
Mario explica que “Los padres no tienen que ser expertos en tecnología. Solo deben aplicar el uso de la razón”.
“Cuando el chico te pide permiso para salir a jugar, todos los padres preguntas tres cosas. A dónde irá, qué hará y con quién estará. Esas mismas preguntas se deben adaptar a las redes sociales”, aconseja Mario Velázquez.
Si bien los Smartphone tienen un modo seguro, que restringe ciertas opciones del celular, este es un modo para niños, que no resulta muy útil en el caso de los adolescentes. “Aún no existe un control parental eficiente para chicos mayores de 12 años. Si le instalo el control parental para niños a un adolescente, va a usar el celular de un amigo, o verá la manera de burlar esa barrera”.
Por todos estos motivos, la clave más importante para nuestro entrevistado, es intentar ser padres “modernos y comprensivos”. “De esa manera, se logrará que el chico tenga la confianza suficiente para tocar temas delicados, si hay problemas, si hay casos de bullying, fotos comprometedoras, que puedan recurrir a papa y a mamá sin tapujos, a pesar de todo”, manifestó el experto.