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El historiador Fabián Chamorro compiló información referente al acta de fundación de la Asociación Nacional Republicana, Partido Colorado, que en la fecha cumple 130 años. En el escrito se hace referencia al momento histórico que se vivía en Paraguay cuando los partidos políticos hicieron su aparición en la sociedad para aglutinar a los opositores, por un lado, y a los oficialistas, por otro. Tras la fundación del Partido Colorado, el documento, redactado por José Segundo Decuod y que daba fe de la creación de la agrupación, pasó por varias manos, antes de que llegara, finalmente, al edificio partidario.
Las elecciones de representantes para el Congreso Nacional, en 1887, dieron lugar a encarnizadas luchas en distintos puntos del país, pero especialmente en Villarrica. Las represiones y abusos cometidos por el oficialismo en esa ciudad, que derivaron en una batalla campal que arrojó muertos, heridos y prisioneros, apuraron el nacimiento de los partidos políticos tradicionales. En julio, quedaba constituido, en un partido político organizado, la fuerza opositora del país, dando lugar a uno de los sucesos de mayor trascendencia en la historia del Paraguay. El país vivía conmocionado aún los hechos de Villarrica, y el Centro Democrático (hoy Partido Liberal) caía como un baldazo de agua fría sobre Bernardino Caballero y sus seguidores. Luego de días de letargo, en el oficialismo surgió un personaje, liberal por convicción y linaje, para tomar la iniciativa, y empujó a Bernardino Caballero para que reagrupe sus fuerzas –en torno al gobierno de Patricio Escobar– en un partido político de carácter permanente.
Así, el 25 de agosto de 1887, se llevó a cabo una reunión que tenía como objeto la constitución de un club político oficialista. Luego del intercambio de ideas, se resolvió organizar la denominada Asociación Nacional Republicana, y se designó la comisión que se encargaría de redactar el programa de la asociación. El 11 de setiembre de 1887, tuvo lugar la asamblea de los oficialistas, y fueron aprobados los reglamentos y estatutos del Partido. Los valores nacionales y republicanos fueron plasmados en el acta fundacional, que fue redactada por José Segundo Decoud, y por pedido expreso de Bernardino Caballero, corregida por el coronel Juan Crisóstomo Centurión.
La ANR fue partido de gobierno hasta la revolución de 1904. La hegemonía de Caballero llegaba a su fin y el viejo general tuvo que sufrir el destierro mientras se sucedían inestables gobiernos. Fue a partir de entonces que le cupo al joven Ricardo Brugada Arrúa ser protagonista en la quebrantada vida institucional partidaria. Hasta la muerte de Bernardino Caballero, en febrero de 1912, Brugada sería uno de sus más próximos compañeros de infortunios y en su persona Caballero confió la conservación de los originales de las actas fundacionales. Las mismas estuvieron en su humilde casa del barrio Chacarita, que hoy lleva su nombre. Su muerte intempestiva en 1920, a la edad de 39 años, ocultó por décadas el tesoro que custodiaba. Sobre su hallazgo, relataba Édgar L. Ynsfrán: “Un destino imprevisto puso en mis manos ese documento inmortal cuando por vía familiar se me obsequiaran los archivos y documentos de Don Ricardo Brugada. Y al desempolvar estos y revisar viejos biblioratos, surgió con fulgores de gloria esa fe de nacimiento del Acta fundacional de nuestro partido”. Su parentesco con los Brugada, por el lado del apellido materno, fue la vía por donde las actas fueron a parar en poder de Ynsfrán.
En 1987, año en que se conmemoraba el centenario del partido, Ynsfran había planteado, a través de su movimiento interno, la entrega del acta fundacional: “Desgraciadamente cuando se quiso hacer la entrega se exigió que no se la hiciera en ningún acto público, en el que pudiera yo pronunciar algún discurso, a raíz de lo cual decidimos postergar nuestro propósito”, se lamentaba el ex ministro del Interior de Alfredo Stroessner. Cerca de la fecha programada para los festejos en setiembre de aquel año, Ynsfrán recibió la noticia de que personeros del gobierno podían tomar su casa para hacerse con la histórica acta, por lo que decidió entregarla a una mujer, que la tuvo en guarda durante cuatro meses. Luego del golpe de febrero de 1989, y durante la Convención de la ANR, en abril de dicho año, se hizo entrega del acta fundacional. Tras el traspaso oficial, sin embargo, a las actas les tocaría todavía sufrir olvidos y extravíos. La politóloga Carola González Alsina, sentencia que “el trajinar físico del acta fundacional del Partido Colorado nos recuerda su historia pasada y reciente, y nos habla con metáforas significativas sobre la vulnerabilidad, el olvido, el menoscabo y la desidia”.
Hoy, nadie en el local del Partido Colorado recuerda con precisión desde cuándo el documento del 11 de setiembre fue puesto en el hall de entrada a la Sala de la Junta de Gobierno. Algunos de los consultados, por González Alsina, refirieron que posiblemente desde 2006. Se exhibe en una vitrina sin los honores y destaque que amerita. Lamentablemente, pareciera habérsele dado solo el destino vacío que presagiaba Ynsfrán en 1989: “Al hacer entrega de estos antiguos documentos, no lo hacemos para que, cual reliquia histórica, luzca solamente en una resplandeciente vitrina”.
FUENTE: Memorias, Tomo II, de Édgar L. Ynsfrán. Escrito “130 años de la ANR”, de Carola González Alsina.