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Existen casos de reclusos, especialmente menores, cuyos padres se encuentran recluidos, o en la cárcel de Tacumbú, en el Buen Pastor u otro centro penitencial.
Esta práctica de acercamiento consiste en buscar a algunos de sus familiares de los menores para ver quién puede ser un modelo de disciplina que el recluso pueda seguir. Para el logro de esta meta se creó un equipo de acercamiento familiar, explica Orlando Castillo, director del Servicio de Atención a Adolescentes Infractores.
“Estamos creando un sistema que buscamos roles positivos para los chicos. Igual no queremos que pierdan contacto con familiares”, apuntó.
Como parte de esa práctica los días sábados llevan a los menores junto a sus padres o familiares para que compartan con ellos durante dos horas. De ese modo podrán tener tranquilidad y reducir tensiones. Se busca también darle elementos para que puedan insertarse dentro del programa que le ayudará a alejarlo del conflicto con la ley.
“Es un enfoque restaurativo que busca restaurar el vínculo familiar, con la comunidad, de tal modo que la comunidad tenga un concepto positivo de la seguridad desde el acompañamiento al joven que infringió la ley penal. Eso es posible si la comunidad se inserta en este trabajo. Estamos creando los equipos y visitando los hogares”, comentó Orlando.