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Nadie la quiere y todos la tiran. Forma parte de nuestro día a día desde el despertar, pero, una vez que desaparece, a casi nadie le importa a dónde va a parar.
La basura es uno de los más grandes problemas con los que se enfrenta la humanidad. Uno puede decir que siempre hubo, hay y habrá basura en el planeta, pero la cuestión es que la generación de desechos cada vez es más abundante. La basura, literalmente, rodea al planeta con los restos de satélites y otros elementos que se lanzan al espacio exterior.
Algunos de los últimos datos concretos sobre la generación de basura en el Paraguay, publicados en estudios de 2004, cuentan que cada paraguayo genera un promedio de un kilo de basura por día y la variación va desde 0,5 hasta 1,8 kilos. Esto se refleja en el informe firmado por los ingenieros Sonia Tavares y Roberto Lima Morra y la licenciada Mirta Merlo, un material hecho para la Secretaría Técnica de Planificación.
El Banco Interamericano de Desarrollo cifra el promedio de producción de basura per cápita en América Latina en 0,6 kilos por día. Cada paraguayo produce, de esta manera, casi el doble de basura que el promedio regional.
Toneladas de basura flotan en el río Paraguay a la altura de Asunción (Foto: Diego Peralbo, ABC Color).
Once años después de la elaboración del informe local, los problemas son los mismos: ocupación de territorios en forma desordenada, el crecimiento de las poblaciones urbanas y los índices de pobreza a nivel local. Nadie quiere la basura y, a medida que nos percatamos de que los vertederos colapsan, se hace inevitable plantearse un nuevo vertedero en la zona capital del país. La basura es también un negocio; el ambientalista Rodrigo Mussi afirmó días pasados que maneja la información que la concesionaria del procesamiento de la basura en capital, la hermética empresa Empo, cobra US$ 25 (G. 145.000) por cada tonelada de basura procesada. Asunción procesa, según estimaciones, unas 1.000 toneladas de basura por día. Es decir, el gasto diario de la capital por la basura es de US$ 25.000, y en el mes eso suma. Y vaya que sí: serían US$ 750.000 por mes.
En 2004, el 66% de la prestación de servicio recaía en el sector público, el 30% en el privado y el 4%, en una combinación de ambos. Esto denota que es la falta de gestión del primer sector la que deriva en la falta de un procesamiento de residuos sólidos. Son las autoridades –las que se sucedieron en el tiempo y las actuales– las ineficientes a la hora de aplicar planes de prevención en cuanto a este proceso de disposición. Este informe había planteado una inversión correcta de US$ 110 millones en diez años (a 2015) para tener una cobertura de recolección del 100%.
Un pequeño vertedero se formó debajo del histórico Cerro Porteño, en Paraguarí. (Archivo, ABC Color).
“Se recomienda que el sector privado participe primeramente de la expansión de los sistemas, por ejemplo de la operación del relleno o la ampliación del sistema de recolección, que la recolección por privados sea realizada a través de contratos de concesión y la operación de los rellenos a través de los contratos de gerenciamiento y operación. Se recomienda aún que el sistema de pago al sector privado sea realizado a través del municipio y no directamente por los usuarios”, expresa uno de los párrafos del informe de Tavares, Lima Morra y Merlo.
EL RECICLAJE
Por más campañas que se hagan, por más conciencia que se quiera aplicar, el reciclaje dista mucho de ser el ideal en nuestro país. La basura, como se dijo, es un negocio también para las personas que viven de ella: los “gancheros o recicladores”. Las empresas privadas dependen mucho de estos trabajadores que operan en muy precarias condiciones sanitarias.
Tres son los pasos para poder ayudar para paliar esta situación: evitar generar muchos residuos, la reutilización (bolsas, cajas de cartón, etc), y el reciclaje. “Si asumimos que un latinoamericano genera 0,6 kilos de basura por día, una persona que viviera 75 años, generaría a lo largo de su vida 17,2 toneladas de residuos. Una familia tipo de cuatro miembros casi 70 toneladas, lo que equivale a un volumen aproximado de 1 millón de latas de aluminio”, indica el reporte del BID. Eso, al menos, debería encender algunas alarmas en la conciencia.
LA CRISIS
Actualmente, Asunción y algunas ciudades aledañas atraviesan por una crisis de depósitos de basura… y también de recolección. Lo que nunca antes se pensó penalizar, por lo menos ahora entra en los planes de la administración Ferreiro con el plan “Basura cero”. Las multas en capital podrían ir desde G. 70.000 hasta una fantasiosa cifra de 2.000 jornales, unos G. 189 millones. Si es que el castigo es ejemplar, capaz se sentaría un buen precedente.