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Yvyty Miri y Yvyty Corá son dos comunidades indígenas ubicadas en la compañía Santa Cecilia del distrito de Independencia, departamento de Guairá, cuyos miembros siguen luchando contra la precariedad y la falta de atención por parte de las autoridades.
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El primer obstáculo que enfrentan los habitantes de estas comunidades es el acceso a sus asentamientos. Para llegar a Yvyty Miri se deben recorrer caminos de tierra y pedregullo, que en días de lluvia se convierten en verdaderas trampas de barro, imposibilitando el ingreso de vehículos.
En el caso de Yvyty Corá, la situación es aún más crítica. Los baches y desniveles del camino hacen que solo motocicletas y vehículos todoterreno puedan transitar aún con dificultad, poniendo en riesgo a los pobladores que dependen de este medio para trasladarse.

El problema de los caminos ha sido motivo de protestas en el pasado. En julio del año pasado, alrededor de 50 miembros de estas comunidades acamparon en la Plaza Libertad de Villarrica, frente a la sede de la Gobernación de Guairá, para exigir la reparación de los caminos.
Tras días de manifestación, lograron que la Gobernación enviara maquinaria para realizar los arreglos, sin embargo, las obras quedaron inconclusas, según contaron. Solo nueve meses después, las máquinas han vuelto a trabajar, pero la incertidumbre sobre la continuidad de los arreglos persiste.
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La lucha diaria por el acceso al agua
La falta de agua potable es otro de los problemas más graves que aquejan a Yvyty Miri y Yvyty Corá. Ambas comunidades no cuentan con pozos artesianos funcionales que puedan abastecer sus necesidades diarias. En el pasado, se realizaron dos excavaciones para proveer agua, pero ninguna de ellas dio resultados satisfactorios. En su lugar, los habitantes dependen de un pequeño arroyo, que en tiempos de sequía se seca por completo, dejándolos sin acceso al líquido vital.
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En la actualidad, la situación es crítica. El arroyo está seco y solo queda un pequeño pozo cavado por los mismos pobladores para acumular agua de lluvia. Cuando esta fuente se agota, los habitantes deben salir de su comunidad y caminar varios kilómetros para acarrear agua en baldes y tarros desde el poblado más cercano. La falta de agua no solo afecta el consumo humano, sino también el riego de cultivos y el funcionamiento de las escuelas.
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Educación en condiciones indignas
En Yvyty Miri funciona la Escuela Básica N° 7991, que atiende a 19 alumnos desde el preescolar hasta el sexto grado en un sistema de enseñanza plurigrado. Sin embargo, la infraestructura es deficiente y carece de materiales esenciales. Los niños no han recibido los kits escolares que debieron ser entregados al inicio del año lectivo, por lo que los docentes improvisan con libros viejos y materiales reciclados.

El mobiliario es insuficiente; hay solo 15 mesas para 19 alumnos, muchas de ellas sin sillas. Algunos estudiantes deben trabajar en el suelo o compartir mesas con otros compañeros en condiciones inadecuadas. Además, la escuela inicialmente contaba con tres aulas, pero una de ellas tuvo que ser destinada como cocina, ya que nunca se construyó una cocina comedor, a pesar de que estaba previsto dentro del programa Hambre Cero.
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La provisión del almuerzo escolar también es un desafío. Debido a los caminos en mal estado, una vez que los alimentos llegan a Yvyty Miri, los propios pobladores deben transportar los insumos hasta Yvyty Corá en carretas tiradas por bueyes. Además, la falta de agua complica la preparación de los alimentos, así como la limpieza de los utensilios y la higiene de la cocina.

Inversión cuestionada: un baño sin agua
Pese a las múltiples necesidades urgentes de estas comunidades, la Gobernación de Guairá inauguró recientemente un baño sexado en la escuela de Yvyty Miri, con una inversión de G. 125 millones. La obra fue adjudicada a la empresa EDR Construcciones, la misma que anteriormente estuvo a cargo de la cuestionada construcción de la UTI Neonatal en el Hospital Regional de Villarrica.

Si bien los habitantes de Yvyty Miri valoraron la construcción de esta infraestructura, lamentaron que no se haya priorizado la provisión de agua potable. Sin acceso al agua, el nuevo baño es inutilizable, lo que evidencia la falta de planificación y coordinación por parte de las autoridades.
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Desde la Gobernación justificaron este desacierto, alegando una falta de coordinación entre la supervisión pedagógica encargada de la zona y los encargados de la Secretaría Departamental de Pueblos Originarios y la Secretaría Departamental de Educación. El encargado de esta última asumió el cargo hace solo unas pocas semanas.