Monseñor Ricardo Valenzuela ofició la misa dominical de las 7:00, en el santuario de Caacupé. En su prédica cuestionó el complejo de superioridad que se observa en la actualidad.
Resaltó que hay que quitar ese desprecio y complejo de superioridad que tienen las autoridades y la sociedad. “Demasiado se aferran a las cosas materiales, anteponen la avaricia y no dan lugar a sentirse un poco humanos con el prójimo”, resaltó.
Asimismo, señaló que por la lengua empiezan las guerras y es por eso que hay que pensar más antes de hablar del otro y preguntarse. “¿Por qué tratamos de ensuciar a los demás? Tratemos de corregirnos al menos un poco. Los paraguayos muchas veces hablamos mal de nosotros mismos y eso se nota por todos lados y en cada comunidad”, dijo.
El clérigo continuó diciendo que hay que darnos cuenta de que para expresarnos y defendernos nunca tiene que haber ira, rabia o resentimiento, porque eso solo nos guía hacia el mal.
Agregó que de cada actuar nuestro, de cada cosa que vamos haciendo nosotros, se puede decir que hay un fruto bueno o un fruto malo.
“Acá hay algo que no entendemos: ¿cómo un árbol bueno va a darnos frutos malos? ¿Y cómo un árbol malo va a darnos frutos buenos? Algo está mal y eso lo vemos todos los días en nuestra sociedad. Si un árbol malo da frutos buenos quiere decir que sus frutos son falsos”, expresó monseñor.
“Hay que mirar bien a nuestro prójimo y tratar de no hacer sentir de menos a los otros por lo que tienen o por lo que no tienen. ¿Cómo un árbol malo va a dar frutos buenos? Cuando se habla de frutos, Jesús nos habla sobre los comportamientos y del modo de vivir de cada persona”, explicó el obispo.
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Abundancia del corazón
En otro momento de su alocución, monseñor Valenzuela añadió que de la abundancia del corazón habla la boca. “El evangelio de hoy nos da instrucciones del correcto uso de lo que necesitamos para comunicarnos con nuestros sentidos como la vista y la forma de habla”.
Agregó: “De la vista nos dice: ‘¿Por qué te fijas en la paja que tiene tu prójimo en el ojo y no reparas la viga que tienes en la tuya?’. En la segunda nos dice: ‘De la abundancia del corazón habla la boca’”.
“Recordemos que el ojo es la linterna del alma y las emociones más intensas son las que no se pueden traducir con palabras y son comunicadas con los ojos”, puntualizó monseñor Ricardo Valenzuela.
Como cada domingo, la explanada de la basílica estuvo repleta de peregrinos que llegaron de Ciudad del Este, Caaguazú, Pedro Juan Caballero, Misiones, Itapúa, Luque, Carapeguá, Asunción, Ayolas y Mariano Roque Alonso.
Peregrinación
En el marco del Jubileo 2025 y con el objetivo de obtener la indulgencia plenaria, hoy a las 06:30 varios jóvenes, niños y adultos realizaron una peregrinación desde Tupãsy Ykuá hasta el santuario.
Se tuvo una importante participación de los pobladores de Caacupé y de visitantes que acudieron desde diversas localidades.

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