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Una tragedia anunciada fue el hecho ocurrido en la madrugada del lunes, cuando Vidal Méndez (38), tras sufrir un ACV (comúnmente llamado derrame cerebral), fue llevado de emergencia por su esposa Jéssica Dettes, en una motocicleta al Hospital Distrital de General Aquino, departamento de San Pedro. Sin embargo, según la denuncia, no había un médico de guardia disponible. Es más, esperó durante unos 25 minutos para que el chofer de la ambulancia llegara para llegar a su esposo al Hospital de Itacurubí del Rosario para que trataran de salvarle la vida.
Un dato importante es que Itacurubí del Rosario queda a unos 15 kilómetros de General Aquino, y el viaje dura aproximadamente 20 minutos.
Mientras los funcionarios del centro de salud intentaban preparar una ambulancia para trasladarlo a otro centro asistencial, el paciente falleció, ante la impotencia de sus familiares, según el relato de la esposa, Jéssica Dettes.
La Segunda Región Sanitaria confirmó que la médica asignada para esa guardia es Sheyla Ortiz, quien se encuentra embarazada y había presentado reposo médico. No se dispuso un reemplazante, lo que dejó sin atención a los pacientes que acudieron al hospital esa noche.
Familiares exigen justicia y denuncian precariedad en la salud pública
Mientras las autoridades intentan reorganizar el hospital tras esta tragedia, los familiares de Vidal Méndez enfrentan una pérdida irreparable y en la mañana de este jueves se movilizaron para exigir justicia. Luego de la protesta trascendió el caso.
Cambios en la dirección y cuestionamientos en el sistema de salud
Tras la muerte de Vidal Méndez, el director de la Segunda Región Sanitaria, Dr. Darío Soria, anunció la destitución del director del hospital, Dr. Amílcar Alvarenga, y la apertura de un sumario administrativo para investigar lo ocurrido. En su reemplazo asumió de forma interina el Dr. Lucas Melo.
Según informaron las autoridades sanitarias, el hospital cuenta con 18 médicos, pero 9 de ellos están de vacaciones. Además, se detectó una mala distribución de las guardias, con tres médicos asignados a ciertos turnos y solo uno en otros, lo que evidencia una falta de organización en la institución.
El sistema de salud en el departamento de San Pedro sigue sumido en precariedades y problemas administrativos, agravados por la fuerte injerencia política, según denuncian ciudadanos y profesionales de la zona.
El desgarrador relato de la joven viuda
Entre sollozos, Jéssica Delles hizo un desgarrador relató sobre lo que sucedió esa madrugada que su esposo se despertó y le dijo que no podía respirar.
“Me pide por favor que le traiga al hospital. Allá está mi ropa me dice y le paso su ropa, se pone, y mi hijo más grande saca la moto afuera y él mismo prende (arranca) la moto, él mismo prende la moto y me dice: Py’eke jaha, pya’eke jaha, he’i chéve; rojuete (Rápido, rápido vamos, me dijo (su marido); vinimos sin parar). Yo de venida ya le sentí que parecía que se iba a desvanecer, de su brazo le apreté para que no se caiga de la moto, pero le hice llegar bien. Él llegó con vida, él se bajó de la moto, estiró la silla de ruedas y se sentó; no se ve eso en el video porque cortaron. Esa parte él se bajó y yo desesperadamente empecé a gritar, la puerta estaba cerrada, nadie no estaba en Urgencias cuando yo miré por la ventana. Había un silencio total y yo gritando, pidiendo auxilio ahí para que a mi marido le puedan socorrer. Luego, le metimos (a Urgencias) e inclusive yo le ayudé con su pierna porque él ya se estaba dando todo ya (ya no tenía fuerzas) y le metieron ahí hasta la puerta de Urgencias nomás luego, no le metieron todo ahí en la sala de Urgencias. Le quisieron sacar la presión y él ya no tenía prácticamente presión, no le podía sacar la presión la licenciada, después salió y le dio un oxígeno con mascarilla y él no podía, no podía respirar; el chorreaba de su boca, de su nariz; hyjuipángo ose (salía espuma de su boca y la nariz) y yo con la desesperación le limpiaba, le limpiaba; yo lo único que quería era que él salve y ellas parecer que se asustaron más de lo asustada que yo estaba, pero yo”.
Añadió que preguntó si había médico de guardia y que le respondieron que no. El chofer de la ambulancia, por otro lado, tardó en llegar más de 20 minutos.
“Pregunté y no había; más todavía fue mi terror. Y le llamaron al señor (el chofer de la ambulancia.) para que venga por favor a llevarnos; tardó unos minutos que valieron oro para mí. Creo que entre 20 y 25 minutos, si no fue más, estuvimos esperando para que nos lleven (a otro hospital). Él se cayó de nosotros en el hospital, dentro del hospital, porque cómo dos enfermeras van a poder por él (cómo dos enfermeras van a poder cargar con el peso del paciente). Se cayó en el suelo y luego yo le agarraba de su cabeza y le apoyaba por mi pecho, porque yo quería que él salve”, mencionó.
Agregó: “Él se bajó de la moto y él estiró la silla de ruedas, porque yo acerqué justo la moto a la silla de ruedas, y él ahí se bajó y se sentó. Él llegó consciente y él hacía así (mostró que se limpiaba la boca) porque estaba escupiendo, tosía y escupía, él no podía respirar. Ese era el síntoma que él, pobrecito, se sentía muy ahogado. La puerta estaba llaveada, porque yo empujé, incluso toqué todo mal el timbre y estaba re cerrado; por la pinta estaban durmiendo las enfermeras. No se esperaron y se asustaron mucho más al ver cómo él estaba”.
“A Itacurubí (del Rosario) ya llegó sin vida, según la doctora. Me dice, a mí, la doctora, cuando llegamos: Mami, tu marido no tiene signos de vida, me dice, y yo le dije: vos no me podés decir eso doctora, no me podés decir eso, le dije; vos me tenés que salvar a mi marido, le dije, y me dice que le iba a hacer la reanimación. Le hicieron diez minutos de reanimación, luego sale otra vez la doctora y me dice: mami, no me responde, y le dije: no me podés decir eso, tiene dos bebés que le están esperando en casa, le dije. Y entró la doctora, entró otra vez y cuando salió otra vez, después de diez minutos, me dijo: mami, te siento mucho, no te pude traer de vuelta a tu marido, me dijo, y ahí me abrazó y me dijo que podía pasar a despedirme de él”, concluyó, entre lágrimas, el relato.