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Felipe Álvarez Ramírez, el albañil que recientemente fue escrachado mientras realizaba un asado en el Cementerio de la Recoleta, cuenta con antecedentes judiciales relacionados con un polémico caso de robo de ataúdes ocurrido en 2014.
De acuerdo con los registros, Álvarez, fue imputado en septiembre de 2014 por la fiscal María Estefanía González, acusado de complicidad en la “supuesta comisión de hechos punibles contra los bienes de las personas y contra la paz de los difuntos”, según los artículos 162 y 231 del Código Penal.
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Antecedentes del caso
El caso también involucró a Fernando Corvalán Núñez, un funcionario de la Municipalidad de Asunción que se desempeñaba como guardia del cementerio, y a otro albañil, Felipe Romero. Según la investigación, los tres fueron sorprendidos durante un operativo encubierto mientras intentaban vender un ataúd robado por 1.500.000 guaraníes.
El procedimiento policial se llevó a cabo tras recibir denuncias de vecinos y testigos que aseguraban que en el Cementerio de la Recoleta se sustraían ataúdes, los cuales eran comercializados clandestinamente, principalmente en horas nocturnas.
La operación incluyó el uso de un agente encubierto que se hizo pasar por comprador. Los sospechosos fueron detenidos en el momento en que intentaban concretar la transacción.
Durante las investigaciones, la fiscalía obtuvo autorización judicial para grabar audio y video de las reuniones entre los implicados y posibles compradores, material que respaldó la imputación.