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La beata, nacida el 12 de enero de 1925, dejó un legado de amor, servicio y fe, características que siguen inspirando a las generaciones actuales. Chiquitunga dedicó su vida al servicio de los más necesitados y a la oración, dejando una huella imborrable en quienes la conocieron y en aquellos que se acercan a su historia.
La celebración del centenario no solo será un evento religioso, sino también cultural y comunitario, ya que permitirá a Villarrica mostrar su riqueza histórica y su devoción hacia esta figura emblemática. Las actividades programadas buscan reforzar los valores que Chiquitunga promovió: amor al prójimo, fe en Dios y dedicación al servicio comunitario.
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Preparativos de la fiesta
Desde hace meses, la Hermandad de Chiquitunga se encuentra volcada en los preparativos para este importante aniversario. La Catedral de la ciudad, epicentro de las actividades, será adornada con imágenes, flores y símbolos relacionados con la vida de Chiquitunga. Asimismo, se oficiará una misa presidida por el nuncio apostólico monseñor Vincenzo Turturro, en la que se espera la participación de cientos fieles.
Además de las celebraciones litúrgicas, habrá actividades culturales, como conciertos de música sacra para recordar el centenario, exposiciones sobre la vida de Chiquitunga y una procesión que recorrerá las principales calles de la ciudad.
Reseña de vida de Chiquitunga
María Felicia Guggiari Echeverría, conocida como Chiquitunga, nació en Villarrica el 12 de enero de 1925 en una familia profundamente católica. Fue la mayor entre siete hijos de Ramón Guggiari y María Arminda Echeverría.
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Desde temprana edad, destacó por su sensibilidad hacia las necesidades de los demás y su amor por la oración, lo que la llevó a involucrarse en diversas actividades religiosas y sociales.
Durante su juventud, Chiquitunga fue una activa participante de la Acción Católica, donde trabajó incansablemente por los jóvenes y los más vulnerables de su comunidad. Su dedicación la llevó a tomar la decisión de consagrar su vida a Dios, ingresando al Carmelo Descalzo en 1955, donde adoptó el nombre de María Felicia de Jesús Sacramentado.
Aunque su vida fue breve, ya que falleció a los 34 años el 28 de abril de 1959, su legado es inmenso. Durante su tiempo en el convento, se destacó por su humildad, su alegría contagiosa y su profunda espiritualidad.
En junio de 2018, el Papa Francisco la declaró beata, en un acto que marcó un hito para la Iglesia paraguaya. Su beatificación fue respaldada por un milagro atribuido a su intercesión. Un niño, Ángel Ramón Domínguez, había nacido prácticamente sin vida y la enfermera lo encomendó y recuperó el aliento.
Ejemplo de fe sin fronteras
La ejemplar vida de Chiquitunga, así como los testimonios de su santidad no se limitaron a las fronteras de nuestro país, ya que la influencia de la beata villarriqueña llegó con fuerza hasta otros puntos de Latinoamérica y el mundo.
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El fraile José Augusto Banegas es un sacerdote, miembro de la Orden de los Carmelitas Descalzos en Bolivia, que llegó hasta Villarrica para acompañar el recorrido sacro de la reliquia peregrina en el marco del centenario de la beata.
Fray Banegas compartió unas palabras con los seguidores de Chiquitunga, alentando a vivir en carne propia la entrega a Dios y al servicio de los vulnerables como lo hizo ella. Destacó la cercanía que siente con la beata, compartiendo un “ser latinoamericano” en primer lugar y por otro lado compartiendo la misma familia religiosa.
“Pienso que la importancia que tiene Chiquitunga es que nos hace sentir cercanos, hace sentir que el camino de la santidad es accesible para todos los que quieren seguirlo, esto se demuestra muy palpable en su vida”, sostuvo.
Al momento de dedicar unas palabras, también ratificó el doble ejemplo que ofreció María Felicia, con acciones y oración en diferentes momentos de su vida. “Chiquitunga pasó en el Carmelo cuatro años, pero se la conoce más por todo ese apostolado previo que hizo a lo largo de su vida, con el cuidado a los enfermos, ancianos y las enseñanzas de respeto a los más vulnerables, cuando ingresó en el Carmelo ese apostolado comenzó a hacerse de otra forma que fue con la oración. Es muy importante la unión del apostolado y la oración, porque todo lo que hacemos parte de nuestra intención de vida sacramental”, explicó.
Testimonio de vida de sus devotos
Los devotos de Chiquitunga, provenientes de diversas regiones del país, cuentan historias conmovedoras de cómo la beata ha transformado sus vidas. Uno de ellos, Esmelda Paiva, quien afirma que conocer a la Hermandad de Chiquitunga a través de la liturgia la llevó a un cambio en su vida, así como le dio fuerzas para enfrentar y superar el cáncer.
La hermana Esmelda Paiva contó que inició su devoción por la beata al ver trabajar a la hermandad, en el servicio de liturgia y en las actividades de caridad que desarrollan de manera continua. Al acercarse fue recibida con brazos abiertos y fue ahí que ella misma empezó su vida de servicio.
“Lo que me llamó la atención fue el servicio, sentí el deseo de encontrar un lugar para servir. Poco a poco fui conociendo a ella y sus virtudes, llevando su servicio a todos los lugares donde vamos escuché muchísimos testimonios, de milagros grandes que las personas comentan haber recibido mediante su intersección”, relató.
La mujer también narró su propio testimonio de cuando fue diagnosticada con una grave enfermedad y encontró fuerzas en la beata.
“Fue en el año 2018 cuando me diagnosticaron cáncer de mama. Yo digo que es una diosidencia que el Señor me preparó, tal vez me vio muy débil de espíritu y me puso en este camino para darme fortaleza porque él sabía lo que me esperaba. No fue nada fácil recibir una noticia como esa, pero cuando iba hasta Asunción para seguir mi tratamiento siempre pasaba por la Carmelitas para rezar y encomendarme a ella. Solo le pedía dos cosas, fortaleza para mí y mi familia, y que no me deje sola”, contó.
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“Siempre me siento acompañada por ella, tal es así que las gestiones y todas las cosas que hice, me salieron todo fácilmente, los estudios, acceder a los tratamientos, como si fuera que ella me hizo el camino. Ya en el día de mi cirugía, entré al quirófano y uno de los médicos hizo una lectura, ahí me di cuenta que era la oración a Chiquitunga; desde ese momento ya no sentí miedo y me entregué totalmente a la Voluntad de Dios, en ese momento me demostró que yo no estaba sola”, relató.
Reliquia de Chiquitunga por Villarrica
Como parte de las actividades del centenario, la reliquia peregrina de Chiquitunga recorrió distintos puntos emblemáticos de Villarrica, asociados a las actividades que realizó en vida al servicio del prójimo. El recorrido comenzó con una procesión solemne desde la entrada de la ciudad hasta la Catedral de Villarrica, donde se realizó la misa y luego inició el programa de visitas a parroquias y sitios donde se requiere su refuerzo espiritual.
La reliquia visitó el hogar de ancianos del barrio Santa Lucía, donde los abuelos tuvieron la oportunidad de acercarse a rezar y pedir fortaleza. Otro de los puntos más importantes fue el Hospital Regional de Villarrica, donde el relicario recorrió las habitaciones de internados para que estos puedan orar en su presencia.
Los recintos penitenciarios de la ciudad también fueron visitados por la reliquia peregrina, en demostración del amor incondicional que la beata sintió por los más necesitados, sin discriminación de su clase social o situación en la que se encuentren.
Programa
Hoy se prevé una caravana a las 14:00, luego a las 19:00 se oficiará una misa. Se prevé cerrar el día con una serenata a las 00:00 horas.
Mañana, 12 de enero, día del centenario de su nacimiento, a las 8:00 comenzará una jornada de jóvenes. A la tarde a las 18:15 se rezará el rosario y luego a las 19:00 comenzará la misa que será presidida por el nuncio Vicenzo Turturro, en la Catedral diocesana.