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Con la apertura del Año de Jubileo, celebración que ocurre cada 25 años, los feligreses de la Diócesis de Carapeguá participaron hoy de la “Peregrinación de la Esperanza”, que comenzó en la capilla San Roque.
La peregrinación continuó hasta el centro católico San Miguel, y con la procesión de la cruz del Jubileo de la Esperanza, que llevaba el párroco del municipio, padre Osmar López, los feligreses llegaron con fe, esperanza y amor hasta la Catedral Inmaculada Concepción de María.
En la catedral, se celebró la Santa Misa presidida por monseñor Ocampo. Durante su homilía, manifestó que la familia, como imagen modelo de inspiración, es donde se gesta la vida. En ella se cultivan los valores, y es así como Jesús nació, creció, se formó y recibió educación en una familia.
Agregó que la familia es fundamental tanto para la Iglesia como para la sociedad. Sin embargo, las familias hoy en día sufren más que nunca debido a las corrientes ideológicas. Apuntó a que muchos ya no creen en la familia tradicional formada por papá y mamá, que es la auténtica y verdadera familia.
Recordó que el varón dejará a su padre y madre para unirse a una mujer y formar un solo ser. Este es el cimiento y fundamento de la familia. Por ello, como cristianos y como agentes pastorales, se debe defender la familia y que las parejas se casen para vivir como la familia de Nazaret.
Monseñor Ocampo pidió que en la familia se practiquen valores como el respeto, el silencio, los momentos de oración y el trabajo, que son algunos de los aspectos que deben seguir cultivándose en las familias.
Instó a la familia a optar por lo que es realmente importante y vital: un trabajo digno y bien remunerado, y a no acceder a beneficios sin esfuerzo, evitando hacer cosas indebidas o trampas, que son algunos de los males que nos aquejan en la actualidad.
Monseñor relató que en este día, en que se inaugura el Año del Jubileo “en nuestra Diócesis, hemos celebrado el nacimiento del Niño Jesús, un mensajero de paz que nos invita a pedir su bendición para nuestra Diócesis y nuestras familias, y así caminar al encuentro del Señor con gozo y esperanza, como peregrinos que somos”.
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Finalmente, el prelado señaló que “todos somos peregrinos, todos estamos en camino desde que nacemos, haciendo una marcha regresiva hacia el encuentro con el Padre. Esta vida es un peregrinar como pueblo de Dios, como familia, en compañía de Jesús, San José y la Santísima Virgen María”.