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“Se concibió como el río Mississippi de Sudamérica”, es cómo inicia el artículo de Washington Post sobre la hidrovía Paraguay-Paraná, que recorre más de 3.000 kilómetros y conecta unos 150 puertos a lo largo de Argentina, Brasil, Bolivia, Paraguay y Uruguay. Anualmente, miles de buques portacontenedores, barcazas y más “utilizan las agitadas y marrones aguas de la vía fluvial para transportar millones de toneladas de carga”, detalla la publicación.
Seguidamente, mencionan que esta “arteria crucial tiene una nueva función” y esta es haberse convertido “en una ruta principal para el envío de cantidades récord de cocaína a Europa”.
“La explosión del negocio mundial del transporte de contenedores ha permitido a los narcotraficantes aprovechar una vía fluvial que hace apenas unos años habría parecido ilógica: dirigirse hacia el sur, en lugar de hacia el norte, desde pistas de aterrizaje en Bolivia hasta puertos en Paraguay y el estuario del Río de la Plata en Argentina”.
Asimismo, sostienen que esta vía “alimenta el creciente apetito de Europa y del mundo por la cocaína” y directamente citan distintos casos de esta droga cuyo cargamento pasó por nuestro país, como por ejemplo uno que tenía semillas de sésamo negro para ocultar la sustancia y había llegado hasta Alemania en julio del 2023.
Incautación de cocaína en Europa “golpeó al Gobierno”
También mencionan que nueve días antes de que el contenedor de semillas de sésamo fuera cargado en el puerto de Asunción, funcionarios paraguayos habían organizado un desfile para celebrar la llegada de cinco nuevos escáneres, cuatro de ellos donados por Taiwán y fabricados en Estados Unidos. “Paraguay ya no es un país de tránsito fluvial para el crimen organizado”, había expresado en su momento la Dirección Nacional de Aduanas (DNA), hoy en día Dirección Nacional de Ingresos Tributarios (DNIT).
Sin embargo, según Washington Post, la incautación masiva en Hamburgo “golpeó al gobierno paraguayo como un balde de agua fría”, esto según había expresado un propio funcionario del Gobierno en eso de Mario Abdo Benítez, pero que había pedido conservar su anonimato. “Fue una gran vergüenza”.
Incluso detallan que las fuerzas de seguridad “no fueron diseñadas” para combatir el crimen organizado transnacional, esto principalmente ante la falta de radares aéreos. “Paraguay, a diferencia de sus vecinos, prácticamente no tiene radares aéreos, lo que facilita a los traficantes de Bolivia transportar drogas (cocaína producida en Colombia, Perú o Bolivia) a pistas de aterrizaje ilegales en la parte norte de Paraguay, una de las zonas menos habitadas del continente”, publican.
“Cada contenedor que sale de un puerto paraguayo debe pasar por un escáner, pero los narcotraficantes están encontrando cada vez más formas de burlar esta tecnología, según los investigadores, mezclando cocaína con líquidos, polvos y otros materiales para camuflar la sustancia. En junio, las autoridades paraguayas encontraron más de cuatro toneladas de cocaína escondidas dentro de bolsas de azúcar en un contenedor en Asunción, con destino a Amberes, Bélgica. Había pasado por un escáner sin ser detectada”, recuerdan, esto en el marco del operativo denominado “Dulzura” en julio de este año.
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Cese de cooperación DEA-Senad
Hacia la parte final de la investigación realizada por Samantha Schmidt, Jon Gerberg, Júlia Ledur y Sebastián López Brach, también se menciona la crisis del Gobierno de Santiago Peña por la suspensión de cooperación entre la DEA y la Senad.
“A principios de este mes, la agencia antidrogas de Paraguay anunció que suspendería la cooperación con Estados Unidos, poniendo en peligro algunas de las investigaciones más importantes sobre el contrabando de cocaína en el país. Uno de esos casos involucra la búsqueda de Sebastián Marset, el capo prófugo de la droga que se escondió como jugador de fútbol profesional y se cree que controla gran parte del tráfico por el río Paraguay. Algunos exfuncionarios paraguayos argumentaron que la medida era un intento de proteger a los principales políticos paraguayos con vínculos con el tráfico de drogas. Después de un artículo en The Washington Post que informaba sobre el fin planificado de la cooperación, el gobierno paraguayo revirtió su decisión y dijo que planea fortalecer la colaboración con la DEA de Estados Unidos”, aseguran.
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