Preocupante aumento de niños ambulantes en el microcentro de Saltos del Guairá

SALTOS DEL GUAIRÁ. Diversos sectores del comercio de esta ciudad manifestaron manifestaron preocupación por el aumento de niños vendedores en el microcentro. Los menores son protagonistas de peligrosas maniobras, como ponerse bajo los autos de turistas, rayar vehículos y hasta peleas callejeras. La asociación de vendedores ambulantes urge la intervención de las instituciones, como la Codeni o la defensoría del menor, antes de que ocurran hechos que lamentar.

Un niño se pone debajo del automóvil de un turista brasileño, en medio del raudal.
Un niño se pone debajo del automóvil de un turista brasileño, en medio del raudal.

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Según la Asociación de Vendedores Ambulantes de Saltos del Guairá (Avertur), medio centenar de niños y adolescentes se dedican a la venta de diversos productos en las calles del microcentro comercial de la capital del departamento de Canindeyú, provocando todo tipo de situaciones peligrosas para sus vidas y para los turistas.

Atropellan en grupos a la hora de ofrecer sus mercancía, y en determinados casos llegan a agredir verbal y físicamente a los turistas que se niegan a adquirir los productos. En su mayoría se dedica a la venta de turrones, caramelos, medias y otras baratijas en los sectores de mayor movimiento.

Grupo de niños vendedores frente a un conocido shopping de Saltos del Guairá.
Grupo de niños vendedores frente a un conocido shopping de Saltos del Guairá.

El presidente de Avertur, Carlos Ledezma, dijo que la situación está descontrolada y ninguna institución interviene para paliar la caótica situación. “Muchos son maleducados y hasta violentos, amenazan con rayar vehículos, otros lloran o se ponen debajo del vehículo ajeno para que les den algo”, explicó.

También las asociaciones comerciales ya presentaron varias denuncias al respecto, tanto en la Municipalidad y otras instituciones, pero ninguna de ellas busca dar una solución al problema. Señalan que lamentablemente todas ellas, incluyendo las jurisdiccionales y no jurisdiccionales, como el juzgado del menor, la fiscalía y la defensoría, hacen la vista gorda al creciente problema.

Además de los menores que son obligados por sus padres a trabajar para generar para dinero a la casa, están los indígenas que piden limosnas o venden caramelos en las calles, estaciones de servicios o frente a las bodegas. Provienen de asentamientos de la zona aja del departamento y quedan con sus padres en las plazas de ciudad desde donde salen a rebuscarse.

El problema toma ribetes preocupantes debido a que los compradores brasileños que llegan a Saltos del Guairá son cada vez más acechados por estos menores y otros vendedores de la calle.

Están además los llamados pirañitas, personas adultas que bajo engaño llevan a los turistas a ciertos locales donde son estafados. También atosigan a los turistas los cobradores de estacionamientos de la Municipalidad y los mal llamados “Paletas”, vendedores de limpia parabrisas que estafan a sus víctimas obligándoles a pagar precios absurdos por un par de dichos accesorios.

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