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El pueblo ignaciano y el Paraguay entero, con un profundo pesar, despiden a un grande del arte, Koki Ruiz, quien fue el creador de las luminarias, la procesión por el Yvága Rape y de los cuadros vivientes en Semana Santa, así como muchas otras obras que brillaron en lo alto.
Al mediodía empezaron a llegar más amigos, conocidos y por supuesto familiares de Koki, en el teatro El Molino, donde fue velado, entre ellos también llegaron los grupos de Estacioneros 19 de Marzo, de la ciudad de Luque, quienes empezaron a realizar su canto como suelen hacer en Semana Santa por el Yvága Rape, que con esa manera vinieron a despedir a un amigo, líder y compañero de trabajo.
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A las 16:00, salió la comitiva en caravana acompañada por los cantos de los estacioneros y de la comunidad en general. Los restos mortales fueron trasladados desde el teatro El Molino, lugar que vio nacer muchos trabajos del artista y que se convirtió en un salón velatorio, hasta la iglesia de San Ignacio, y luego hasta la Barraca, donde será su última morada.
La Barraca fue el lugar donde nació toda la majestuosidad de Tañarandy en Semana Santa. Cada año recibe a miles de personas desde diferentes puntos del país y del extranjero; hoy se convierte en un lugar donde descansarán eternamente los restos mortales de esta persona que ubicó a San Ignacio en el mapa turístico mundial.
Los amigos del artista lo recordaron como una excelente persona, carismática y jovial, pero de muy pocas palabras. También lo describieron como alguien pulcro y recto, a quien le gustaba que las cosas se hicieran muy bien. Selina Sanabria, amiga de años del artista, señaló que es un golpe muy fuerte para toda la comunidad: “Koki fue un gran amigo para mí. Nosotros hacíamos teatro anteriormente y muchos otros trabajos culturales de la comunidad”, expresó. “Fue una excelente persona, hablaba poco, solo sonreía, pero le gustaba hacer las cosas bien, con pulcritud y responsabilidad. Quedamos tristes con la partida de nuestro amigo”, añadió Sanabria.
Otro de los amigos del artista, Camilo Cantero, señaló que Koki hizo un gran aporte universal a la cultura desde Tañarandy. Además, indicó que también fue el factor de la unidad de la sociedad ignaciana. Por eso, su legado y su aporte quedarán impregnados en nuestra cultura.
“En la antigüedad, cuando se decía que eras oriundo de Tañarandy, era estigmatizante; sin embargo, él pudo descubrir una cultura desde los recovecos a artistas populares, resaltando los encantos de esa población que hoy en día es un centro en Semana Santa”, dijo.
Por otro lado, Carlos Bedoya mencionó que Koki vivió con su arte de manera coherente y que siempre compartía sus conocimientos con los demás: “Fue una persona que vivió su arte, que amaba lo que hacía y jamás fue mezquino”.
Siempre estaba dispuesto a compartir sus conocimientos con los demás. En este caso, creo que todo lo que yo pueda decir no podrá honrar la memoria de Koki. Nos deja un gran vacío”, expresó Bedoya. Sobre si qué pasará con la obra de los cuadros vivientes y la majestuosidad de Tañarandy cada Viernes Santo, hasta ahora los hijos y familiares no están dando declaraciones.