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El nuncio Vincenzo Turturro ofició la misa dominical de las 7:00 en el santuario de Caacupé. En su prédica cuestionó la situación actual que se vive en nuestro país y pidió a los que gobiernan y administran los bienes del Estado, que sean justos y equitativos, usando su autoridad para alcanzar el bien común.
“Diríamos hoy a todos los empleados públicos, que no acosen a nadie, que no recurran a la fuerza o a su posición pública para dominar y oprimir a los demás, sino que cumplan con un servicio honesto y desinteresado”, resaltó.
Asimismo, señaló que después de los días de la fiesta, volveremos a nuestro día a día con un corazón renovado y convertido. “No busquemos el provecho y la ganancia a toda costa”, indicó.
“Si nos fijamos en la vida de María, nos damos cuenta de que Dios no le prometió riquezas y de hecho la Virgen quedará pobre durante toda su vida. Dios no le prometió gratificaciones y ella experimentó el dolor más grande que existe en el mundo, el dolor de la muerte de su hijo en la cruz”, dijo.
Añadió que la Iglesia que camina en Paraguay tiene que seguir siendo un lugar de cobijo para todos los que no se sienten protegidos, para los que reclaman sus derechos, para todos los que no tienen voz. “En comunión con el papa Francisco queremos encarnar una iglesia verdaderamente sinodal, que sabe escuchar y dialogar. Una iglesia que se hace pobre para buscar la verdadera riqueza. Me imagino que en este momento, en el corazón de todos, surge la misma pregunta del Evangelio, ¿qué tenemos que hacer? ¿Qué debemos hacer para no volvernos insensibles frente a las necesidades del mundo? ¿Qué hacer para no dejarnos afectar por la lógica del poder y del egoísmo? La respuesta que ofrece el Bautista nos sorprende por su sencillez. Juan invita a compartir y solidarizarse”, señaló.
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¿Cómo ser felices?
En otro momento de su alocución, el nuncio se preguntó. ¿Cómo podemos ser felices? Si el mundo está lleno de injusticias, sufrimientos y cada uno, aquí puede contar muchos motivos de tristeza.
“Si solo contemplamos a Cristo crucificado, podemos contemplar que hace 2.000 años la injusticia de los hombres llegó a condenar a un ser humano inocente.
“Detrás de las vicisitudes de la vida nos damos cuenta que se esconde una gran noticia que infunde esperanza. Nuestro salvador poderoso viene para estar con nosotros, él es el Dios que cruza nuestras calles. No olvidemos que la Virgen María se alegra con nosotros y por nosotros”, indicó.
“La Iglesia nos enseña las metas a las cuales tenemos que apuntar porque en cada injusticia, en cada sufrimiento, la Iglesia quiere hacerse presente y transmitir esperanza. Amado pueblo paraguayo, la Iglesia se presenta frente a nosotros con el único fin de darte a conocer a Cristo. Esta Iglesia quiere despojarse de toda autoridad mundana, una iglesia que pone los valores del Evangelio”, puntualizó el nuncio Vincenzo Turturro.
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Procesión
Al término de la misa se realizó la tradicional procesión de la imagen de la Virgen de los Milagros alrededor de la basílica. Se tuvo la presencia de una importante cantidad de fieles que con fe y devoción marcharon acompañados de monseñor Ricardo Valenzuela y el nuncio Vincenzo Turturro.
También estuvieron presentes la banda de músicos de la Dimabel. Los devotos fueron cada uno con sus santos, otros incluso fueron vestidos como la Virgen como agradecimiento por los favores recibidos.
Se pudo observar a señoras, jóvenes y niños emocionados que se acercaron con alegría junto al nuncio y le pidieron su bendición, otros fieles le regalaron rosarios y también le pidieron tomarse fotografías con él.
El recorrido de la procesión fue muy emotivo. Congregó a muchas personas que llegaron desde diversos lugares como Pedro Juan Caballero, Hernandarias, Nueva Italia, Luque, Canindeyú, Nueva Colombia y Argentina.