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Durante la misa central, el Monseñor Enrique Meyer reflexionó sobre el significado del misterio de la Virgen Inmaculada Concepción de María y su llamado a una conversión personal y comunitaria, destacando también la relevancia de combatir los pecados. Elementos que describió como formas de esclavitud moderna.
El obispo también abordó la existencia de los pecados sociales, aquellos que afectan a la colectividad, señalando su impacto negativo cuando no se gestionan adecuadamente recursos destinados a áreas cruciales como la salud y la educación.
Estas palabras resonaron profundamente entre los asistentes, muchos de los cuales manifestaron sentirse interpelados por el mensaje.
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Solidaridad que alimenta el espíritu
Al término de la ceremonia, familia local ofreció 250 platos de tallarines para compartir entre los asistentes. Este detalle, que añadió un toque cálido y solidario a la jornada, fue ampliamente agradecido por la comunidad.