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Monseñor Ignacio Gogorza presidió la misa del sexto día del novenario en honor de la Virgen de los Milagros de Caacupé en la Basílica santuario de la Capital Espiritual de la República. En su prédica cuestionó la realidad que se vive en el Paraguay.
“Vemos a nuestros gobernantes aumentar, aumentar sus sueldos y sus dietas sin ningún escrúpulo, sin fijarse en un pueblo que espera de ellos una respuesta adecuada para vivir con dignidad”, resaltó.
Monseñor Gogorza dijo que un país rico como el nuestro existen posibilidades de crear fuentes de trabajo y otras soluciones adecuadas para superar las situaciones de las familias empobrecidas porque han perdido su empleo o el salario no les alcanza para cubrir los gastos, para subsistir decorosamente.
Señaló que es una ofensa para el pueblo estas actitudes que encontramos en nuestros gobernantes irresponsables de esta sociedad, para un pueblo que ha confiado en ellos con la esperanza de que correspondieran con su servicio honesto.
“No olvidemos a los marginados, a los descartados, como les llama el Papa Francisco, por su situación social, económica y cultural no son respetados ni tomados en cuenta en su dignidad como personas”, mencionó monseñor Gogorza.
Expresó que quizás algunos de los que lo escuchan piensen que es pesimista, pero ¿Por qué pensarán eso? Si esa es la descripción de la realidad que vivimos. “Esto es sencillamente para reflexionar cuál debe ser la misión de la iglesia ante esta realidad dolorosa y como ayudar a superarlas”, enfatizó.
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Misión de la iglesia
En otro momento de su prédica, monseñor Gogorza recordó que la misión de la Iglesia es ser refugio de esperanza para todos, pero muy particularmente de los que se sienten desahuciados porque no ven una salida a su dolor, y a veces humillante situación. “Esto requiere que como Iglesia estemos insertos en el mundo, compartiendo las distintas realidades que viven las comunidades y las familias”, expresó.
“Una Iglesia en salida, como dice el Papa Francisco, porque una Iglesia encerrada en sí misma, es una Iglesia enferma”, agregó.
“A los abandonados demos amor, valoración de su persona, acompañamiento, inserción a la sociedad, transmitir confianza y brindarles amor. A los empobrecidos alentemos a seguir luchando, a todos fortalecerlos espiritualmente con la palabra de Dios, para que animen y se sientan hijos amados”, expresó.
“Pidamos a la Virgen, nuestra Madre, Nuestra Señora de los Milagros de Caacupé, que interceda por nosotros”, subrayó monseñor Ignacio Gogorza.
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