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Monseñor Roberto Zacarías ofició la misa de las 19:00, en el santuario de Caacupé. En su prédica dijo que es urgente el compromiso legislativo de los estados en el apoyo a la comunidad creyente, cristiana, que no se puede quedar atrás en un proyecto a la necesidad de brindar esperanza en dar vida.
“El ser humano no debe conformarse con sobrevivir o subsistir mediocremente, amoldándose a los momentos presentes y dejándose satisfacer por cosas materiales. Esta vida de entusiasmo es para vivir, para compartir con los demás, es un proyecto que el creador a inscripto en el corazón del hombre y de la mujer, de formar una familia, de formarla, de protegerla y dignificarla”, resaltó monseñor.
“Debemos recuperar la alegría de vivir, porque el individualismo es desagradable, intolerante. Es momento de testimoniar y decir que vale la pena la vida, vale la pena dar las gracias, vale la pena comprometernos por una sociedad más justa y solidaria”, agregó.
Asimismo monseñor también indicó que las lecturas de hoy nos invitan a mirar el futuro con esperanza. También, que nosotros los bautizados tenemos que centrarnos con Jesús, porque solo con él podemos hacer obras grandes, pero para eso tenemos que abrirnos a una confianza plena para que tengamos una visión de la vida llena para que agradezcamos en nuestra vida, nuestra vocación y nuestras familias.
“Sabemos que tenemos desafíos que en el camino tenemos que ir superando, pero los desafíos nos ayudan a crecer y a madurar. Las lágrimas, los momentos de dolor, nos llevan a amar más y a dejar el espacio merecido a nuestro Dios. Que nuestra madre nos auxilie con su humildad y perseverancia para acercar a su hijo Jesús”, señaló el obispo.
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Hay que tener esperanza
En otro momento de su alocución, monseñor Zacarías hizo énfasis en que necesitamos este espacio para tener más esperanza y hacer la revisión. Destacó que se debe aprovechar este tiempo para pensar en qué tan buenos hemos sido hasta ahora y lo que vamos a hacer para ser mejores que antes. Saber hacer un alto en la vida para reflexionar acerca de nuestra vida espiritual y nuestra relación con Dios y con el prójimo y la proyección.
Mencionó que el Papa enfatiza que el corazón que está detrás de la apariencia, aun detrás de pensamientos superficiales que nos confunden.
“El corazón es el lugar de la sinceridad, donde no se puede engañar ni disimular. Suele indicar las verdaderas intenciones, lo que uno realmente piensa, cree y quiere. El santo padre nos invita a volver el corazón, allí donde los seres concretos tienen su fuente y la raíz de todas las demás potencias, convicciones, pasiones, elecciones, abrimos el encuentro con el corazón a Cristo, quien es capaz del milagro de la sanación integral, familiar, social”, dijo.
“Ciertamente, las obras humanas siempre serán parciales y frágiles, pero deben ayudar a comprender la vida con su proceder que a veces es doloroso. Se trata de una luz que no solo iluminará con todo su esplendor al final de los tiempos, sino que ya desde ahora orienta el camino del pueblo”, puntualizó monseñor Roberto Zacarías.
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