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Monseñor Joaquín Robledo ofició la misa en el santuario de Caacupé, y durante su predica habló sobre la corrupción que excluye a los pobres. Resaltó que cada vez es más visible la corrupción, que excluye a los más pobres, y la indiferencia hacia los derechos de los pueblos indígenas, quienes viven en condiciones de extrema pobreza.
“Esas son heridas profundas en nuestra sociedad. La corrupción a nivel político y civil, que piensa más en uno mismo y se excluye de los bienes creados a los más pobres”, cuestionó.
Monseñor dijo que como recuerda el Concilio Vaticano II, “es necesario fortalecer la justicia porque sin justicia no hay paz, la paz es obra de la justicia. Hemos de trabajar por la justicia social para que se promueva el respeto hacia los demás buscando la paz y la fraternidad cristiana”.
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La experiencia sinodal
En otro momento de su alocución, monseñor Robledo también mencionó que la experiencia sinodal que se ha vivido ha enseñado a caminar juntos, para llevar adelante la misión.
“Se nos pide salir, ir a la misión, viviendo la experiencia de la comunión y de la fraternidad; buscando construir puentes en lugar de muros. Así podremos lograr un cambio en nuestra vida cristiana y ayudar a crecer a la comunidad”, agregó.
Añadió que el Papa Francisco en la Bula de Convocación del Jubileo 2025 habla de la esperanza. “Nos pide que seamos peregrinos de la esperanza. Nos pide que seamos signos de esperanza en la comunidad humana. Nos invita a caminar juntos renovando nuestra esperanza y nuestro compromiso y a vivir los valores del reino”, apuntó.
Asimismo, señaló que se han visto signos de esperanza cuando los laicos marcharon y defendieron la familia, la vida, la educación en valores contra las ideologías de muerte.
“Esto es promover la paz y la justicia en nuestro mundo. Hemos visto signos de esperanza y comunión cuando jóvenes y adultos han tomado la iniciativa cuidando la naturaleza y el agua limpiando los cauces de los arroyos, reparando y construyendo puentes. Son signos de esperanza y comunión cuando se han hecho solidarios con los pobres y débiles. El mismo Papa Francisco cita en la Bula que los mismos jóvenes son signos de esperanza cuando forman una familia y fundan un hogar”, explicó monseñor.
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Violencia doméstica y niños desaparecidos
Robledo también habló de los graves desafíos que enfrenta el país. “La violencia afecta nuestras comunidades, desde el maltrato doméstico hasta los casos de alarma de desapariciones de niñas, niños y adolescentes. Según la Coordinadora por los Derechos de la Infancia y la Adolescencia, en solo dos años desaparecieron 2.621 menores”. Indicó citando un informe de la Coordinadora por los Derechos de la Infancia y la Adolescencia de Paraguay (CDIA).
Agregó que la Iglesia acompaña el clamor que sufre. Indicó que en noviembre de 2022, el cardenal Adalberto Martínez ha pedido justicia y acciones concretas para encontrar a los niños desaparecidos. “Estas situaciones nos interpelan a fomentar una cultura del buen trato y una cultura del cuidado, promoviendo la paz a través de la justicia”, resaltó.
Finalmente, el obispo exhortó a que con la Eucaristía celebremos y alimentemos nuestra fe, esperanza y caridad. “Que la Virgen de los Milagros de Caacupé nos ayude a trabajar por la paz, la justicia y la comunión; signos vivos de la esperanza que Cristo nos llama a sembrar en nuestro entorno. Pongamos nuestra fe en acción. Que la Virgen nos acompañe en nuestro caminar y seamos como ella signos de esperanza para nuestros hermanos”, puntualizó monseñor Joaquín Robledo.