Caacupé: “Languidece la esperanza cuando se acepta como normal que las cosas se arreglan bajo la mesa”, dijo obispo

El Obispo de Encarnación, Monseñor Francisco Pistilli, presidió la misa vespertina del primer día del novenario de la Virgen de los Milagros de Caacupé. En su homilía dijo que la esperanza languidece cuando se acepta que se hagan las cosas bajo la mesa.

El monseñor Francisco Pistilli durante la misa de este jueves en Caacupé.
El monseñor Francisco Pistilli durante la misa de este jueves en Caacupé.

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La misa del primer día del novenario de la Virgen de los Milagro, fue oficiada en el santuario de Caacupé por monseñor Francisco Pistilli, quien resaltó que languidece la esperanza en esta era porque hay muchas cosas que se arreglan bajo la mesa.

Mencionó que cuando se da la desilusión de otros, cuando la fe de la familia se ve disminuida, cuando la frustración y el fracaso reiterado pesa sobre el alma y llega la tristeza y el abatimiento. Allí se ve el cansancio de buscar el bien y llega la maldad.

“Cuando la hipocresía se arraiga en las relaciones, cuando se abusa de la inocencia, cuando el poder personal y social segrega impide el desarrollo y oprime cuando aceptamos como normal que las cosas se arreglan bajo la mesa, cuando no se ejerce la justicia con rectitud e imparcialidad, cuando lo material se antepone a la humanidad, cuando se pervierten las instituciones, cuando se administran mal los bienes confiados, cuando nos acostumbramos a la falsedades y el engaño. Cuando ya no hacemos esfuerzo para intentar hacer bien las cosas. Cuando preferimos al bribón y tramposo que consigue cosas a diferencia del correcto, cuando apoyamos al abusivo, al loco, al antitético, al antihéroe, porque ya nada nos importa, allí vemos las cosas abajo”, dijo monseñor.

La reflexión

En otro momento de su alocución, monseñor Pistilli dijo que las lecturas de hoy día del novenario parece que coinciden con el tema de reflexión, lo que normalmente llamamos final del mundo.

“Estas lecturas nos hablan de la esperanza al final de los tiempos donde Dios prevalece y la trayectoria de Cristo es plena, pero el símbolo de la corrupción, el símbolo de las esperanzas mundanas caerán, cuando todo sea desesperación y caos. Allí aparece Cristo y los justos, aunque vean derrumbarse todo a su alrededor, mantienen su fe”, expresó.

Monseñor indicó que la vanidad y la corrupción de la carne se superan en Cristo para los que viven según el espíritu.

“Esperamos marcados en la oscuridad, veremos la luz, esa luz que brilla en medio nuestro y que nos acompaña en el camino. La vida del cristiano conoce de dolores que pesan en el alma de cada uno. Pero un cristiano con esperanza no se deja engañar por el mundo, aunque padece en medio de la lucha con el mal que persiste entre nosotros. Hay que alimentar la esperanza, esto es, expresión genuina de la fe en Cristo en que fuimos salvados. Hay que alimentar la esperanza y aumentar la caridad y la misericordia que deben sobresalir en nuestra vida individual y comunitaria”, señaló.

“Hay que alimentar la esperanza y sostener el compromiso con la verdad y la justicia, aunque otros elijan la mentira y la inequidad. Hay que alimentar la esperanza en los esfuerzos y la fraternidad, porque ni la guerra, la indiferencia ni el odio son la respuesta. Alimentar la esperanza y vivir en la esperanza caracteriza el camino de la vida cristiana en el espacio individual, personal y también en el espacio comunitario social”, puntualizó monseñor Francisco Pistiili.

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