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A propósito del #25N, según los datos de la Comisión Económica para América Latina (Cepal), teniendo en cuenta los años 2015, 2020 y 2023, Paraguay registró el mayor aumento en el promedio de feminicidios por cada 100.000 mujeres en toda Latinoamérica, de 0,7 por ciento.
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En lo que va del corriente año, ya se registraron 27 nuevas víctimas de este flagelo que sigue enlutando familias paraguayas (ver cuadro), según estadísticas proporcionadas por el departamento de Datos Abiertos de la Dirección de Transparencia y Acceso a la Información del Ministerio Público.
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El año 2023 registró 45 casos de feminicidio, en los cuales 31 víctimas eran madres, por lo que 84 hijos quedaron huérfanos. Otras 40 mujeres sufrieron tentativas de feminicidio entre enero a diciembre del mismo año, según datos estadísticos proporcionados por el departamento de Datos Abiertos de la Dirección de Transparencia y Acceso a la Información del Ministerio Público.
En los años anteriores, los datos estadísticos proporcionados por la Fiscalía revelan que si bien hubo una disminución de casos de feminicidio desde 2018, año en que hubo 50 víctímas que dejaron 22 huérfanos, el número de casos de violencia extrema ocurridos en los últimos años es igualmente preocupante:
- 2019 - 37 víctimas, 55 huérfanos
- 2020 - 36 víctimas, 68 huérfanos
- 2021 - 35 víctimas, 61 huérfanos
- 2022 - 36 víctimas, 70 huérfanos
Feminicidio dejó 266 víctimas y 360 huérfanos
Es decir, aparte de las 266 vidas truncadas de manera brutal desde 2018 a hoy, la violencia contra la mujer dejó como víctimas colaterales de la barbarie a 401 niños, niñas y adolescentes que han perdido a sus madres de esta forma cruel, con el impacto que una situación traumática como esta implica para los hijos y para la familia en general, en todos los ámbitos.
Los últimos casos de feminicidio presentaron la particularidad de que las víctimas habían denunciado a sus agresores y contaban con medidas de protección, que no fueron suficientes para salvaguardar la integridad física de las víctimas.
Violencia familiar en aumento
En los tribunales, los casos de violencia se dividen en dos: los de violencia doméstica y de violencia familiar. Los casos de violencia doméstica son tramitados en los juzgados de paz, que expiden medidas de protección como exclusión del hogar y restricciones varias, mientras que los de violencia familiar, cuando los hechos denunciados son más graves y ameritan la apertura de un proceso penal, donde se puede decretar la prisión del agresor.
En ambos casos las víctimas pueden ser tanto mujeres como hombres, pero las primeras son las víctimas en una gran mayoría de casos. Los procesos también pueden derivarse de conflictos entre padres e hijos o entre hermanos, pero en una abrumadora mayoría se trata de hechos de agresión entre parejas o ex parejas.
Una característica constante en las denuncias de este hecho punible es que cuando se judicializa, por lo general la víctima ya sufrió agresiones anteriores.
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De acuerdo con datos de la Corte Suprema de Justicia en su página web, durante el año 2023 los juzgados de Paz de todo el país -309 en total- recibieron 10% más en cuanto a denuncias de violencia doméstica y contra la mujer, con un total ascendido a 31.442. En comparación con el año 2022 que fue de 28.477 denuncias.
En cuanto a hechos de violencia familiar, los juzgados penales de primera Instancia de Garantías registraron en 2023 un total de 4.539 causas iniciadas, en comparación a las 4.140 causas que se dieron en el año 2022.
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Fiscalía registra 100 casos diarios de violencia familiar
Por otro lado, también en el año 2023, la Fiscalía recibió 16.274 denuncias, es decir 97 víctimas por día fueron atendidas. Este promedio aumentó en el corriente año, pues tenemos 100 víctimas por día, con un total de 30.898 denuncias desde enero a octubre, de acuerdo con los datos del Ministerio Público.
Según la evolución anual de denuncias por Violencia Familiar recibidas en el Ministerio Público en todo el país, entre el 2015 y el 2022 hubo un aumento de 158% de denuncias recibidas de violencia familiar.
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A continuación, el detalle de los casos registrados años anteriores.
- 2022 - 31.623 denuncias, es decir un promedio de 2.635 denuncias por mes. Enero fue el mes que registró más casos, con un total de 3.060 denuncias.
- 2021 - 29.288 denuncias, lo que un promedio de 2.440 víctimas atendidas por mes y aproximadamente 80 víctimas por día.
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Agredió a su pareja porque sus amigos la “miraban”
Por supuesto que la violencia no se justifica de ninguna manera, pero del relato de hechos observados en distintos procesos judiciales elegidos de manera aleatoria, se pueden observar motivaciones banales, absurdas e irracionales, como un caso en que el procesado golpeó a su pareja porque sus amigos la “miraban”, ejemplos que dejan en evidencia la mentalidad arcaica que aún predomina en nuestro país.
En el relato de los hechos previos a las agresiones, se evidencia la convicción por parte de los agresores en que la mujer es su propiedad y por ello, se cree con derecho a ejercer un férreo control a todas sus acciones e incluso sin resistencia, la violenta.
Una paliza por cada “like”
Un caso emblemático es el de una joven de 21 años que sufrió graves lesiones en todo el cuerpo y quedó con el rostro totalmente desfigurado,como consecuencia de golpes con los puños cerrados, patadas, con palo de escoba, tabla de picar carne y hasta cables.
Ocurrió en el año 2017 en una vivienda de Ñemby, donde el agresor, su pareja, mantuvo a la joven en cautiverio y el caso no tuvo un desenlace fatal debido a que el propio padre del agresor denunció a su hijo ante la comisaría local, al percatarse del estado en que se encontraba la víctima, en ocasión de una visita.
Según los datos, a cada “like” que alguna foto de la joven recibía en redes sociales, su pareja la agredía de manera despiadada.
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El violento fue condenado a 20 años de cárcel por tentativa de feminicidio.
En otro caso judicializado debido a una agresión sufrida por una joven en enero pasado en una vivienda del barrio Tembetary de nuestra capital, la víctima fue agredida tras solicitar a su concubino que le “desbloquee” de las redes sociales.
Otra peculiaridad de estos casos es la resignación de la mujer a tolerar maltratos y humillaciones, por los motivos más disparatados que se puedan imaginar, según constancias obrantes en expedientes judiciales.
Así las cosas, la mujer se deja someter para “evitar problemas”, “para no poner nervioso” a su pareja y en muchas veces, por depender económicamente de su agresor.
Este precisamente es el motivo por el cual muchas mujeres posteriormente rectifican sus denuncias o directamente abogan por la libertad de sus parejas, pues la supervivencia de sus hijos depende de los ingresos de sus agresores.
Es el caso de una víctima del barrio Santo Domingo de Asunción, que a pesar de haber sido golpeada numerosas veces por los motivos más absurdos y logró tener orden de alejamiento inclusive, no denuncia porque depende económicamente de su pareja.
En el relato del último hecho de violencia sufrido, en que el hombre llegó en estado etílico y le agredió física y verbalmente por no encontrar la cena lista, la víctima solicitó ayuda policial inclusive, pero no se animó a llevar adelante la denuncia porque su pareja amenaza con difundir videos íntimos.
Víctima y victimario tienen tres hijos menores de edad, que viven con la madre una casa alquilada, la cual es pagada por su pareja y de acuerdo al relato obrante en la imputación, tiene en constante zozobra a su familia por su carácter violento, generalmente exacerbado cuando se encuentra en estado de ebriedad.
Este, además de agredir a la mujer frente a las criaturas, también amenaza con dejarla “morir de hambre” junto con los niños, siempre de acuerdo al relato obrante en la imputación.
En este escenario, el papel del entorno de la víctima, principalmente el familiar, es determinante, de ahí lo importante de desterrar la idea que “no hay que meterse”, pues muchas veces esta conducta contribuye a que la víctima quede atrapada en el llamado círculo de violencia.
El caso de violencia filmado en el Shopping del Sol
Un ejemplo emblemático es el hecho de violencia filmado por la actriz Diana Frutos el 21 febrero del 2020, cuando el acusado -cuya identidad se reserva para no exponer a las hijas menores de edad de la unión- tomó del cabello a su pareja y la agredió físicamente, en el estacionamiento del Shopping del Sol, a la vista de todos.
Indignada ante la escena, la actriz Diana Frutos recriminó al agresor y filmó la agresión, cuya viralización en redes sociales sirvió de base para la investigación. En juicio, la víctima reveló que tenía 14 años de casada y que los episodios de violencia empezaron en el año 2006 y desde entonces vivía un verdadero martirio al lado de su esposo.
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“El primer incidente de violencia que sufrió fue cuando quedó embarazada en el año 2006 y fue porque ella invitó a su mamá a acompañarla a ver la ecografía de su hija. En ese momento él se enojó, le reclamó y le pegó por la cabeza por invitar a Ia madre”, relató la fiscala Zully Figueredo, durante el juicio oral y público.
La víctima, que tenía una hija de la unión, reveló que su esposo le obligó a apartarse de sus padres durante siete años, le prohibía compartir y contactar con sus amigas, y realizada constantes videollamadas para controlar dónde se iba y qué hacía.
De hecho, tras el incidente del shopping, la investigación reveló que el ahora condenado por violencia había instalado un GPS en el vehículo de su esposa para seguirla.
En el juicio, también se descubrió que el acusado se adueñaba de los ingresos que percibía su esposa por los dos trabajos que tenía, los cuales utilizaba en su totalidad para pagar los gastos de la casa.
La víctima reveló que tras la denuncia pública y la amplia difusión del caso, pudo reanudar la relación que tenía con sus padres y que el apoyo que recibió de su familia fue fundamental para poder cortar la relación tóxica y por ende, salir del círculo de violencia.
El 11 de octubre del 2023 por el Tribunal de Sentencia presidido por Carlos Hermosilla e integrado con Juan Pablo Mendoza y Héctor Fabián Escobar condenó al agresor a dos años de cárcel y dispuso la suspensión a prueba de la condena, a cambio de que siga tratamiento psicológico por 2 años, entre otras reglas de conducta.
Esta sentencia, la SD N°438 fue confirmada en marzo pasado, por los camaristas Delio Vera Navarro, Bibiana Benítez y José Agustín Fernández, del Tribunal de Apelación en lo penal, segunda sala.
Ejemplificadoras condenas
El Ministerio Público consiguió dos condenas ejemplificadoras de 20 y 17 años de cárcel para procesados por tentativa de feminicidio. Uno de los casos fue en la ciudad de Ñemby y otro en Cambyretá, en ambos juicios, los agentes fiscales lograron demostrar fehacientemente la saña y brutalidad con que actuaron los ahora condenados.
En octubre del 2017, ocurrió el caso de una joven de 21 años relatado más arriba. Ella fue rescatada de una casa del barrio Paí Ñú de la ciudad de Ñemby, donde su pareja la mantenía encerrada por más de dos meses. Durante todo ese tiempo era azotada por su pareja Pedro Heriberto Galeano, quien en ese momento tenía 29 años. Según los datos, el hombre golpeaba brutalmente a su concubina por cada “like” que recibía una foto de la joven en redes sociales.
La víctima presentaba hematomas en casi todo el cuerpo de los golpes que sufría con palos, cables, puños, patadas y hasta con la tabla de picar, por lo fue derivada al Hospital de Trauma, donde quedó internada por varios días.
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Pedro Heriberto Galeano fue detenido en aquel momento y luego de casi dos años, finalmente un tribunal integrado por los magistrados Rylsi Ortiz, Pedro Nazer y Victoria Ortiz, lo condenaron a una pena privativa de libertad de 20 años, aunque la fiscala Claudia Aguilera pidió 30 años.
Esta fue la primera condena por tentativa de feminicidio.
Sentenciado a 17 años
En la madrugada del 16 de noviembre del 2022 Laura Garcete salía de su casa del barrio Jardín de Cambyreta con destino a su lugar de trabajo. Pero tras avanzar unos metros su expareja Javier Maqueda Garay la atacó con un puñal.
La mujer se defendió como pudo, pero sufrió heridas en las manos y el rostro, los gritos de la víctima fueron escuchados por sus familiares, quienes la auxiliaron y redujeron al agresor, quien aseguró que quería matarla.
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Luego de un proceso de dos años, el viernes último un tribunal integrado por Liz Sanabria y como miembros los jueces Eva Silva y Gustavo Arzamendia sentenció al agresor a una pena de 17 años de encierro.
