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La llegada de Gustavo Alfaro a la dirección técnica de la selección paraguaya le devolvió al hincha el entusiasmo, la pasión, la confianza y el amor por la Albirroja.
Hoy, después de mucho tiempo, ya no es una sorpresa ver y sentir ese famoso espíritu albirrojo a días u horas de un nuevo duelo por Eliminatorias Sudamericanas. Las calles de todo el país se visten con el rojo, blanco y azul gracias a las camisetas, banderas y gorros que exhiben en cada esquina los vendedores, así como los locales comerciales.
Los hinchas demuestran su entusiasmo desde tempranas horas y a veces de las formas menos esperadas o imaginadas. Todo sirve, todo suma al momento de brindar su aliento a una selección que hoy ilusiona con volver a un Mundial de fútbol, después de aquel recordado Sudáfrica 2010 en el que la bandera paraguaya llegó hasta los cuartos de final.
Desde Montevideo
Esta situación se comenzó a observar desde aquel partido contra Uruguay, en Montevideo, por la séptima fecha de Eliminatorias, cuando el combinado nacional igualó sin goles ante el local, mostrando una clara mejoría futbolística.
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En la previa se hablaba de una nueva derrota, inclusive por goleada, teniendo en cuenta la horrible Copa América. Pero ese encuentro fue el antes y después de lo que hoy viven los hinchas paraguayos.
Ese nuevo entusiasmo se vivió a flor de piel unos días más tarde, cuando Brasil hizo presencia en el Defensores del Chaco. El ambiente en las calles, dentro del estadio y en cada hogar hizo recordar a aquellas épocas en que Justo Villar, Salvador Cabañas, Nelson Haedo Valdez, Roque Santa Cruz, entre otros, regalaban jornadas épicas en Sajonia.
Los resultados ante Ecuador como visitante (0-0) y el triunfo 2-1 en casa frente a Venezuela posicionaron al seleccionado dirigido por Alfaro en zona de clasificación directa, una situación que no se disfrutaba desde hacía tiempo y que, sin lugar a dudas, elevó el fanatismo por este equipo.
Hoy, Paraguay tiene una parada difícil ante el campeón del mundo. En la previa, el hincha ya está jugando su partido. Un partido que lo debe disputar con intensidad durante los 90 minutos en las gradas y en cada rincón del país en el que se encuentre.