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El martes 5 de noviembre pasado inició el juicio oral y público a Joel Guzmán Amarilla Jara, expareja y principal sospechoso de haber cometido el feminicidio de Luz Dahiana Espinoza Colmán, y luego haber hecho desaparecer su cuerpo con el uso de técnicas desconocidas hasta hoy. La pareja y su hijo pequeño convivían en un inquilinato de la ciudad de Itá, donde fue vista por última vez la joven en la noche del 18 de setiembre de 2020, en pleno periodo de pandemia por el covid-19.
El juicio, que continúa mañana, 11 de noviembre, a las 7:30, se realiza en Fernando de la Mora, a cargo del Tribunal Colegiado de Sentencia, integrado por los jueces Gloria Garay, Javier Sapena Bibolini y Carolina Silveira. La terna juzgadora rechazó la exclusión de pruebas ofrecidas por el Ministerio Público, representado por la fiscala Daysi Sánchez, solicitada por la defensa, e incluyó pruebas ofrecidas también por la misma.
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La instancia de juzgamiento ya tiene un carácter de histórico, pero una eventual condena sentaría un precedente en este tipo de casos, pues se trata de un supuesto feminicidio, pero sin el cuerpo.
Desafío de la Fiscalía en juicio por feminicidio sin cuerpo
La fiscala Daysi Sánchez desde el principio intervino en la causa, llevó a cabo las diligencias y obtuvo una serie de pruebas científicas que estarán siendo producidas en el transcurso del juicio.
En conversación con nuestro medio, Sánchez señaló “realmente es un desafío grande para el Ministerio Público, porque debemos sugerir la muerte de Luz Dahiana al tribunal, y que su desaparición no se debe a causas naturales, sino a una muerte provocada. Eso tenemos que probar en un juicio. Se torna difícil, pero no imposible”.
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Dentro de este contexto, la agente fiscal sostuvo que cuenta con varias pruebas circunstanciales que se constituyen en indicios que fueron hilando y surgiendo a lo largo de la investigación, que tienen relevancia en este tipo de casos cuando no se cuenta con un cuerpo.
Entre los elementos están las muestras de sangre que se tomaron de distintas áreas del departamento donde convivían Luz Dahiana y Joel Amarilla, también de la llave de la moto y el pantalón del acusado. Asimismo en muebles y prendas de la joven se detectaron rastros a través del reactivo luminoso (Bluestar). Los mismos fueron sometidos a pruebas y dieron positivo a sangre humana y, más importante aún, que la prueba de ADN arrojó 99,9% de compatibilidad entre esa sangre y las muestras tomadas de los padres de la muchacha desaparecida.
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“Pasaron cuatro años y no hubo ninguna señal de vida. A eso se suma que ella era una persona que no desaparecía por mucho tiempo, siempre su familia sabía dónde estaba y en estos cuatro años su ausencia hace que se fortalezca la teoría del Ministerio Público, porque imputamos sin cuerpo, acusamos sin cuerpo y ahora estamos en juicio”, expresó Sánchez.
En cuanto a la ausencia de la prueba directa, como el cuerpo sin vida, para los jueces, Sánchez refirió que “el Estado paraguayo no puede no condenar o no castigar cuando se comete un hecho punible tipificado o subsumido en la norma por el solo hecho de no encontrarse un cuerpo”.
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Búsquedas de Luz Dahiana fueron infructuosas
Tras la desaparición de Luz Dahiana Espinoza, tanto la Policía como el Ministerio Público iniciaron su búsqueda. Una de ellas se realizó en un pozo, en la ciudad de Julián Augusto Saldívar, donde Joel Amarilla dijo que arrojó el cuerpo y luego puso encima siete piezas de piel de vaca. La comitiva fue al lugar, halló las pieles, pero no el cuerpo de la joven.
Luego se incautó la camioneta Toyota Voxy del hermano de Joel, ante sospechas surgidas. Dentro de esta se hallaron manchas, pero por ser muy antiguas no se pudo determinar si era sangre o no.
La última gran búsqueda la había impulsado la fiscala Sánchez, tras obtener un testimonio de un lugareño que habría reconocido a Joel Amarilla cerca de un tajamar, ubicado detrás de una azucarera de Guarambaré. La actividad se realizó con buzos, retroexcavadora y otras herramientas más, pero sin éxito. Incluso, un ingeniero había señalado que, por las condiciones del lugar, todo lo que caía ahí se desintegraba muy rápido.
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“Sin cuerpo no hay delito”
El conocido principio legal “sin cuerpo no hay delito” tuvo su origen en la Inglaterra de 1660, luego del caso conocido como “el milagro de Campden”.
Ese año desapareció William Harrison, en la localidad de Chipping Campden, del condado de Gloucestershire, en Inglaterra. Por este hecho tres personas fueron declaradas como culpables y, luego, condenadas a muerte en la horca por el crimen de Harrison.
El caso recibe el nombre del “milagro de Campden” porque Harrison apareció dos años después de la muerte de los tres supuestos culpables, diciendo que fue secuestrado, según una publicación en el portal digital de la BBC.
A partir de ese hecho es que se instauró el principio de: sin cuerpo no hay delito. Este, sin embargo, volvió a ser derribado tras el caso de la niña de 10 años, Mona Tinsley, ocurrido en 1954, también en Inglaterra.
Por este caso pagó con su vida Frederick Nodder, conocido como el “Tío Fred”, dentro de la historia. Era amigo de la hermana de la madre de Mona.
Primeramente fue condenado a 7 años de cárcel, dos meses después de la desaparición de la niña. Sin embargo, poco tiempo después se encontró el cuerpo de la menor en el río Idle. El padre reconoció a su hija y Nodder fue condenado a la horca en un juicio de dos meses, esta vez por asesinato.
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Condenas en países vecinos
La fiscala Daysi Sánchez mencionó casos como el de Luz Dahiana que llegaron a condena, pese a que el cuerpo no se haya encontrado, en países como Bolivia y Argentina.
Uno de esos casos es el de Adriana Toco Policarpio (27), en el que fue condenado Zenón Achacollo, a 30 años de prisión, en 2022, por un Tribunal de Sentencia Penal de Oruro.
La joven fue vista por última vez el 11 de enero de 2020, en compañía de su esposo Zenón. Volvieron de madrugada, ocasión en la que asesinó a su pareja y luego, el hombre salió en su auto, llevando el cuerpo sin vida de la mujer.
La Fiscalía compiló filmaciones de circuito cerrado y muestras de sangre humana. Pero, no contaba con prueba de ADN, como sí se tiene en el caso de Dahiana, comentó Sánchez.
En Argentina, el abogado Rubén Ernesto Carrazone fue condenado a prisión perpetua por el Tribunal Oral en lo Criminal Federal N°2 de La Plata, en el 2022, por el caso de su esposa Stella Maris Sequeira, quien está desaparecida desde el 29 de diciembre de 2016.
Según publica el medio argentino, “la justicia determinó que la desaparición escondía un feminicidio”.
Según la investigación, los peritajes de luminol detectaron manchas de sangre en distintas zonas de la quinta en Ezeiza, Buenos Aires, de donde desapareció. Además sufría de violencia.