Testimonios de sacrificio y vocación: La ruta de los aspirantes a la Policía Nacional

En un contexto de creciente inseguridad en el país, los exámenes para ingresar a la Policía Nacional, que inician esta semana, representan para un grupo de jóvenes mucho más que una evaluación; significan una oportunidad de construir un Paraguay más seguro y una manera de cumplir su vocación de servicio. Cada historia que comparten estos aspirantes habla de sacrificios, desafíos y sueños que les impulsan a asumir este compromiso con la sociedad. Aquí algunos testimonios de los futuros defensores del orden público.

El grupo de aspirantes a la Policía Nacional que rinden esta semana el examen de ingreso a la Escuela de Policía.
El grupo de aspirantes a la Policía Nacional que rinden esta semana el examen de ingreso a la Escuela de Policía.

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Milagros Medina, quien viene de la localidad de Sapucái, departamento de Concepción, decidió seguir el ejemplo de sus familiares policías. Para ella, el camino hacia su sueño comenzó en marzo, cuando se sumó al cursillo, enfrentando un proceso que describe como un reto diario.

La preparación intensiva abarca no solo el aspecto físico, sino también el intelectual y emocional. “Enfrentar los exámenes da miedo, pero siento confianza porque he estudiado y me he preparado lo mejor posible”, expresó con determinación.

Aspirantes en formación antes de empezar los ejercicios físicos.
Aspirantes en formación antes de empezar los ejercicios físicos.

Milagros ve en el uniforme una forma de retribuir a su comunidad, golpeada por la inseguridad. “Sueño con brindar un servicio de calidad, honrando el uniforme que tanto respeto y ayudando a mi comunidad a tener una vida más tranquila y segura. Dejar muchas cosas atrás ha sido difícil, pero lo hago porque creo en el bien que puedo aportar desde la Policía”, concluyó.

“Cada esfuerzo tiene su recompensa”

Por otro lado, a sus 24 años, Ayrton Júnior Reyes Ríos ya enfrentó obstáculos financieros que le impidieron ingresar a la Escuela de Policía en el pasado; sin embargo, este año encontró en su familia el apoyo necesario para costear la preparación y así cumplir su objetivo.

Él es oriundo de Luque, y destaca que, aunque el camino no fue sencillo, la dedicación ha sido su mejor aliada: “Es una carrera costosa, y el cursillo es muy exigente. Esto no se puede hacer a medias; necesitás concentrarte completamente en el objetivo”, sentenció.

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Según expresó, Ayrton encontró en este proceso una escuela de vida. “Incluso si no llegara a ingresar, todo lo aprendido me será útil en la vida. Es gratificante ver cómo el sacrificio nos forma como personas, y me doy cuenta de que, para cambiar nuestra sociedad, necesitamos agentes comprometidos y preparados. Ser policía implica dar más de lo que se recibe, pero eso es precisamente lo que me motiva”, explicó. Con una firmeza evidente, Ayrton sueña con aportar a la seguridad de Paraguay desde un lugar de justicia y compromiso social.

“Lejos de mi familia, aprendí el valor de las pequeñas cosas”

María Clara Ferreira Cantaluppi, originaria de Pedro Juan Caballero, terminó el colegio en 2023, y este año decidió inscribirse al cursillo para aspirantes. Desde agosto, su vida dio giro que describe como transformador. “Estar aquí te cambia. Es una experiencia intensa que te enseña lo que implica el uniforme y la responsabilidad que conlleva”, dijo.

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Para ella, ser policía representa una oportunidad para marcar la diferencia en su ciudad, que enfrenta serios problemas de seguridad. “Veo la realidad de Pedro Juan y pienso que puedo ayudar a mejorar la imagen de nuestra ciudad, porque la mayoría de los pedrojuaninos son personas trabajadoras y honestas”, sostuvo.

“El sacrificio no es fácil; extraño a mi familia y me doy cuenta de que en casa, muchas veces, no valoramos esos pequeños momentos. Ahora entiendo que estar lejos te hace valorar todo lo que dejas atrás”, comentó entre lágrimas.

Inspirada por su hermano, quien forma parte del grupo Lince, María Clara tiene como objetivo cambiar la percepción de la Policía Nacional y promover un ambiente de justicia y transparencia. “Quiero demostrar que con disciplina y respeto podemos contribuir a construir una sociedad mejor. No es fácil, pero tengo la convicción de que vale cada esfuerzo”.

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“Ser policía es estar siempre listo para ayudar”

Eduardo Ortega Valiente, también de Pedro Juan Caballero, sueña con ser policía desde hace mucho tiempo, pero hasta ahora no había tenido la oportunidad de realizar el cursillo en su ciudad natal.

Este año, al abrirse un instituto en Pedro Juan, Eduardo no dudó en dejar su trabajo en una casa de créditos y dedicarse de lleno a la preparación.

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“La policía no solo brinda seguridad. Muchas veces el agente hace tareas de paramédicos, otras veces usan las patrulleras como ambulancias. Cuando ocurre alguna desgracia, lo primero que la gente piensa es llamar a la Policía y, por lo tanto, el agente debe estar preparado. Ese nivel de compromiso es el que quiero asumir”, afirmó.

De familia humilde, Eduardo siempre contó con el apoyo de sus padres, quienes motivaron a nunca rendirse y luchar por lo que cree. “Mi papá siempre me enseñó que la disciplina y la responsabilidad son clave, y aquí eso es lo que más se valora. Si no llego a ingresar, sé que mi trabajo está allí, pero mi fe está en Dios y en mi preparación. Sé que algún día podré portar el uniforme y ayudar a construir un país más seguro”, dijo con esperanza.

Una vocación que trasciende el sacrificio

Estos jóvenes representan la nueva generación de aspirantes a la Policía Nacional, personas que ven en esta carrera una oportunidad para servir y proteger, a pesar de las dificultades personales y los sacrificios que implica.

Las historias de Milagros, Ayrton, María Clara y Eduardo revelan el valor que cada uno le otorga a la disciplina, el compromiso y el amor por el país. En sus testimonios encontramos el esfuerzo y la humanidad de quienes están dispuestos a dedicar su vida a una profesión que requiere no solo entrenamiento, sino también vocación y empatía.

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