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A través de la Resolución Secretaría Nacional de Cultura (SNC) N° 755/2024 se declaró Patrimonio Cultural Inmaterial Nacional a los conocimientos, técnicas y métodos de elaboración tradicional del pastel mandi´o de la ciudad de Coronel Oviedo, del departamento de Caaguazú.
El pastel mandi’o del Mercado N° 2 de Coronel Oviedo se elabora con técnicas tradicionales y productos que utilizaban los abuelos y bisabuelos. Gracias a Elsa Giménez (63), Gumercinda Leiva (80) y su nuera Agustina Mendoza (43), se mantiene la receta y se conserva su sabor auténtico, atrayendo a cientos de personas todos los días.
“La declaración de Patrimonio Cultural Inmaterial Nacional del pastel mandi’o es un paso importante hacia la preservación de la cultura paraguaya. Con esta declaración, se garantiza que los conocimientos y técnicas tradicionales sean protegidos y transmitidos a las generaciones futuras. Además, se abre la posibilidad de que el pastel mandi’o se beneficie de la Ley N° 3051/2006 de Protección del Patrimonio Cultural, lo que permitirá que las personas que lo preparan y transmiten tengan acceso a los recursos necesarios para su preservación”, expresa una parte del documento declaratorio.
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Elsa Giménez cuenta que comenzó a preparar el pastel mandi’o hace 38 años. Aprendió la receta de su madre, quien se dedicó a la venta de uno de los alimentos típicos del Paraguay en el mismo mercado por más de 25 años. Elsa elabora y vende alrededor de 150 empanadas de mandioca por día, y de esa forma continúa el legado familiar, que es una verdadera tradición en Coronel Oviedo.
Utiliza un mortero para machacar la carne, botellas para hacer la tapa de mandioca (piréka) y fríe las empanadas en grasa de cerdo, lo que les da un sabor especial. Comentó con orgullo que, gracias a esta labor, pudo criar a sus cuatro hijas, hoy profesionales. Añadió que muchos vienen a buscar sus productos para enviarlos crudos a sus seres queridos que residen en Estados Unidos y España.
Por su parte, Agustina Mendoza trabaja en el negocio desde hace cuatro años, continuando el legado de su suegra, Gumercinda Leiva, quien, a pesar de su avanzada edad, sigue participando en la elaboración diaria del pastel mandi’o. Doña Gumercinda comenzó en el negocio en 1972, hace 52 años, y hasta ahora sigue tan guapa como antes.
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Agustina comenta que los fines de semana el puesto es un popular punto de encuentro para quienes buscan “curar la resaca” después de una noche de fiesta. Los clientes siempre salen satisfechos después de saborear la especialidad de la casa: el pastel mandi’o.
Las empanadas de mandioca se venden diariamente desde las 6:30 hasta las 11:30 a G. 4.000 cada una. Se sirven acompañadas de pancitos, lo que las convierte en una experiencia gastronómica histórica y deliciosa.