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En la ciudad de Capiatá se originó una controversia en torno a una antigua imagen de madera de la Virgen de la Candelaria, que data de la época de las misiones jesuíticas, que estaba albergada en una iglesia en esa ciudad y que parece haber sufrido alteraciones luego de un proceso de “restauración”.
La imagen era conocida por su tez morena. Sin embargo, luego de la restauración, fue devuelta a la iglesia con un tono de piel mucho más claro, un cambio que fue notado por los feligreses.
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Yrenion Rodríguez, restaurador –quien no trabajó en la imagen en cuestión-, dijo a ABC Cardinal que, en base a lo que se observa en las distintas imágenes de la estatua que circulan en redes sociales, la figura no fue sometida a un genuino proceso de restauración, sino que simplemente “se repintó” y, en consecuencia, sufrió un “daño físico importante, irreversible”.
Dijo que la imagen en su estado original, según se observa en redes, estaba “perfecta, sin necesidad de limpiar ni pintar”.
“No se respetó la originalidad de la imagen”
Señaló que, teniendo en cuenta la antigüedad de la imagen, es normal que la madera atraviese cierto grado de descomposición.
“Lo que no es normal es desarmar y armar a gusto, como se le antojó al que hizo”, agregó. “No respetó la originalidad de la imagen, su estructura natural, hizo lo que quiso, es totalmente incorrecto”.
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Subrayó que, probablemente por “desconocimiento”, fue perjudicada “una obra hispano-guaraní de un valor cultural impresionante”, aunque expresó esperanza en que se pueda recuperar al menos parcialmente la imagen.
En declaraciones a una radio, la intendenta de Capiatá, Laura Gamarra (ANR), afirmó que el tono de piel más claro que la imagen presenta ahora es su color original y que el tono más oscuro que presentaba pudo deberse a una falta de limpieza.