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Durante el acto religioso realizado en la iglesia Nuestra Señora del Rosario, estuvieron varias autoridades locales por el cuadragésimo aniversario del fallecimiento de Félix Cantalicio Fernández. Además, acompañó el nieto del poeta itaugüeño, Roberto Fernández.
El presbítero Antonio Vázquez, durante la homilía, recordó la vida de Félix Cantalicio Fernández, sus obras, y el aporte invaluable para la sociedad. “Siempre es importante no solo tener en la memoria, sino valorar y poner en práctica todo aquello que ellos han vivido. Nunca escuché que a nivel municipio se le haga un recordatorio a Saturio Ríos, yo que soy de San Lorenzo. Es por eso que yo le felicito a la gente de la Municipalidad, y toda la sociedad itaugüeña que se une para no perder la memoria histórica de un pueblo”, expresó el sacerdote.
El religioso incluso mencionó que el poeta recibió una condecoración durante la Guerra del Chaco, que posteriormente entregó a la Virgen Nuestra Señora del Rosario. Esta joya de oro, junto a otras donadas por los itaugüeños a la Virgen, fue devuelta recientemente por la Arquidiócesis de Asunción a la Diócesis de San Lorenzo.
Al término de la misa, se realizó el acto cultural en el salón auditorio “Don Genaro Rodríguez” de la Municipalidad de Itauguá, en donde se recordaron las vivencias del poeta itaugüeño con la entrega de una corona de laureles por parte del nieto de Félix Fernández, César Fernández, el intendente Horacio Fernández (ANR), junto al párroco Pedro Celestino Brítez, y el vicario pastoral Antonio Vázquez en el Mausoleo de Félix Cantalicio Fernández, ubicado en los jardines de la municipalidad.
Durante el acto, se escucharon tres canciones escritas por el recordado Félix Fernández, “Nde ratypykua”, “Reservista Purahéi” y ”Ñane aramboha”, interpretado por los cantantes Roberto Fernández, César González y en guitarras Diosnel Aldama y Joel Godoy. Luego del acto cultural se realizó un recorrido por el Museo San Rafael, en donde se guardan las indumentarias utilizadas por el poeta.
Así surgieron algunas de las canciones del poeta Félix Fernández
Nde ratypykua. Por los años 1930, rememora un periodista, “cuando dirigía la Banda de la Policía en Asunción, el poeta retornaba a pie desde las cercanías de la catedral Metropolitana a su casa en el barrio Ciudad Nueva. En ese entonces un aguacero hizo que acelere sus pasos, corrió hasta guarecerse debajo del yvapovõ de Mcal. López y Brasil. Casi al mismo instante, y con la misma premura, llegó hasta donde estaba Félix Fernández, una hermosa joven empapada con el agua, sentía vergüenza por la transparencia que tomó su ropa al mojarse”.
Y parafrasea las palabras dichas por Félix Fernández, “upépe añembesu´u imi ha oñembesu´u imi ha opukavy” para contar la historia del poema, que se convertiría en una de las más preciadas guaranias de José Asunción Flores.
Reservista purahéi. La canción reservista purahéi escrita por Don Félix Fernández es una profunda expresión de los sentimientos y experiencias de los reservistas durante y después de la guerra. La letra escrita en guaraní refleja la melancolía y el patriotismo, elementos comunes de las obras de Félix Fernández. Marcada además por la dureza, y la tristeza, pero también por el amor profundo hacia su tierra y su gente. La mención de lugares y momentos, como santomí rovái (frente al santo), sugiere un vínculo espiritual con su entorno que se fortalece a pesar de las adversidades de la guerra. En la letra el tema del amor se entrelaza con el de la guerra.
Ñane Aramboha. Decía Don Félix Fernández, “Ñane aramboha”, “me quitó de un apuro. Estaba en Buenos Aires de visita a los amigos músicos radicados en la capital argentina. Me alojé en una pensión de una paraguaya, la dueña del lugar. Me vi en apuros, por la razón de que faltaban dos días para mi regreso en Paraguay, y ni boletos para el barco tenía. Esa mañana de setiembre de 1931 salí a caminar por la Avda. Rivadavia. Caminé sin rumbo hasta que sentado sobre un tronco escribí los mejores versos de “Ñane Aramboha”.
“Encontré a mi amigo Emilio Bobadilla Cáceres en el bar de la Boca, él me dijo en guaraní -¿mba´e piko la iporãmíva rehejátava oréve?, a lo que le dije: - ápe areko cke bolsíllope algo iporã regularmía. Esa misma noche Emilio musicalizó las letras con ayuda de Agustín Barboza, y los tres fuimos a dos sellos, en el primero no tuvimos suerte, y en el segundo la suerte nos sonrió. El gerente escuchó la música, y le gustó. Por la grabación del tema el sello discográfico nos pagó 350 pesos, ha upépe ojera jey che korasõ, ha aju jevy Paraguáipe”, decía el poeta en unos textos escrito en su puño y letra.
Félix Cantalicio Fernández tiene escritas muchas músicas con música de los más variados autores, entre ellas citamos algunas como “Tupãsy Ka´akupe”, “Cachorro de león”, “Che róga”, “Rosa”, “Reservista purahéi”, entre otros. Además de obras teatrales como “Jué okára”, “Mainumby” y “Ha sai hovy”.