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Si bien el fiscal original de la causa es Andrés Arriola, pero como este y otros fiscales fueron recusados por la defensa de uno de los encausados, la acusación la presentó la fiscala Laura Ávalos, contra 10 extranjeros que serían aliados del narcotraficante prófugo Sebastián Marset y el acusado Miguel Ángel Insfrán Galeano, alias Tío Rico, estos últimos indagados en A Ultranza.
Entre los imputados están los ciudadanos de nacionalidad brasileña Glauber Fernández Dubái, Adalberto Riveiro Machado, Jonathan Da Silva Brum, Bruno Wesly Borges Amador y Rhuan Da Silva Aires; mientras que entre los bolivianos se citan a: Carlos Andrés Cuellar Garrido, Franklin Muñóz Sossa, Jesús Wilfrido Muñoz Espínola, Isaías Ayala y Eduin Osinaga Vias.
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Los sujetos fueron acusados por introducción al país y remisión al extranjero de sustancias (artículo 21°), tráfico internacional de drogas (artículo 26°) y asociación criminal (artículo 42°) de la Ley N° 1.340/88 de Drogas, así como también al detentación de armas de fuego (artículo 94°) de la Ley N° 4036/201 de Armas, hechos de los cuales serían autores, según se informó desde el Ministerio Público.
Todos ellos fueron detenidos durante un operativo llevado a cabo por el Ministerio Público, representado en ese momento por el fiscal antidrogas Andrés Arriola, y policías del Departamento Antinarcóticos.
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Pericia a aeronave reveló actividad de narcotráfico
La ampliación de la imputación y ahora, la acusación en este caso estuvieron argumetnadas en los resultados obtenidos, bajo autorización judicial y en carácter de anticipo jurisdiccional de pruebas, en el microaspirado de la aeronave Cessna 210 Centurión II, con matrícula CP-3177, con bandera boliviana. Los restos extraídos del interior de la nave y analizados en el marco de la pericia forense arrojaron positivo a cocaína.
Así también, se funda en la extracción de datos del sistema de GPS con el que contaba el avión. En la base de datos, se pudieron constatar que quien la pilotaba realizó vuelos frecuentes desde la Lagerenza, fronteriza entre el Chaco paraguayo y Bolivia, donde funciona la pista clandestina denominada “El Codo”, hacia Argentina, Uruguay y Perú.
Cabe señalar que “El Codo” era considerada la base de operaciones del uruguayo prófugo Sebastián Enrique Marset Cabrera (33) y Miguel Ángel Insfrán Galeano, alias Tío Rico. Por lo que, teniendo en cuenta estos datos y otros, provenientes de inteligencia de la Policía, los detenidos serían “soldados” de la estructura de Marset, que aparentemente seguía operando dos años después de A Ultranza.
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Lo incautado de la supuesta base de Marset y Tío Rico
De acuerdo con los datos que fueron proporcionados por el Ministerio Público, en aquella intervención que involucró a policías del departamento Antinarcóticos, se incautó el avión Cessna 210 Centurión II, con matrícula CP-3177, además de dos fusiles Cold de calibre 7.62x39mm, con cargadores para 30 municiones. Estas armas están clasificadas como de uso restringido para fuerzas del Estado.
Igualmente se levantaron del sitio, siete celulares, dos motocicletas de la marca Honda, tipo Trail, un sistema de GPS, ocho bidones de combustible con capacidad para 60 litros cada uno, y una bomba de recarga de combustible, además de tres estuches de pistola tipo Glock.
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En posteriores diligencias investigativas se constató que la aeronave solo tenía dentro dos asientos y, al intentar verificar a los datos exactos de las placas, lo mismo no se pudo realizar, pues los datos de las placas, fuselaje y motor habían sido removidos, pero si se pudieron obtener datos de la hélice.
De esta forma, la Fiscalía mediante cooperación internacional, específicamente con Bolivia, pudo contar con información de que la matrícula CP-3177 sería aparentemente clonada y correspondería a un helicóptero, que según informaron las fuentes bolivianas estaría en el Aeropuerto El Trompillo de Santa Cruz de la Sierra. Para los investigadores, esto generó un indicio relevante en cuanto al uso en hechos de tráfico de droga de la nave.