Cargando...
El comendador Domingos Faustino Correa falleció en Rio Grande do Sul en 1873 pero hasta hoy la posibilidad de acceder a parte de su supuesta multimillonaria herencia sigue dejando un tendal de estafados en la región. Ayer, el fiscal Itálico Rienzi ordenó la detención de cuatro personas que habrían estafado a unas 322 personas en nuestra país, aunque se sospecha que habría más afectados.
Publicaciones de nuestro diario de la década de 80 dan cuenta de otros casos similares, en los que estuvieron procesadas personas que cobraban dinero a varias personas con el supuesto propósito de realizar las gestiones para incluirlas como beneficiarios de la multimillonaria herencia del comendador Correa. Una de estas publicaciones habla de 300 abogados intervinientes y más de 20 mil personas interesadas en beneficiarse del presunto acervo hereditario.
De hecho, la fabulosa historia de la herencia del comendador Correa ha sido utilizada a lo largo de los años por avivados para estafar a miles de personas no solo en nuestro país, sino también en el Brasil, en Uruguay, en Argentina y en Chile.
En una publicación del diario Folha de Sao Paulo del 21 de agosto del 2005 bajo el título “Herencia de comendador atrae a miles”, la periodista Maeli Prado, desde Buenos Aires, Argentina, relataba el frenesí existente en aquel país por el tema, que motivó a estudios jurídicos a especializarse en asesorar a los interesados tanto en Argentina como en el Uruguay.
Lea más: Video: detenien a 4 integrantes de una familia por presunta estafa a casi 300 personas
La herencia del comendador Correa es el juicio más largo de la historia del Brasil
Lo primero que hay que saber es que el comendador Domingos Faustino Correa es real. Es decir, existió en el siglo XIX y de hecho su juicio sucesorio es el más largo de la historia brasileña, pues duró 107 años. Como si fuera poco, los reclamos de supuestos herederos nunca terminan de aparecer.
La página en Facebook “Historia desde la Frontera”, descripta como un espacio para recrear la historia regional de Uruguay, Brasil y Argentina, relata que el Comendador Domingos Faustino Correa, o Domingos Faustino Correa de Almeida y Braganza ( (1790-1873) nació en Portugal y vivió en Rio Grande do Sul, donde tuvo grandes extensiones de tierras.
Se atribuye el origen de su patrimonio a la explotación de minas de oro y piedras preciosas. Estuvo casado con Leonor María Correa Mirapalheta, con quien no tuvo hijos. Un comentario apunta que en sus viajes por sus estancias, tuvo hijos con distintas esclavas.
“Dejó como herencia el famoso “testamento del Comendador Correa” (de valor incalculable, de miles de millones de dólares), por el cual sus supuestos herederos (distribuidos por todo el mundo, pero principalmente en Brasil, Argentina, Uruguay y Chile) disputaron su herencia ante los gobiernos sudamericanos”.
Lea más: Prófugo pide a víctimas desistir de denuncia de estafa para cobrar herencia del comendador Correa
Historiadora realizó estudio de los más de mil tomos que conforman expediente
“El proceso inventario del Comendador Domingos Faustino Correa”, elaborado por la historiadora brasileña Virgilina E. Gularte S. Fidelis de Palma, constituye un análisis al juicio sucesorio, que se encuentra en la página del Supremo Tribunal de Justicia del vecino país.
En el mismo, la autora relata el resultado del estudio que realizó durante años a los más de mil tomos que conforman el expediente abierto a partir del testamento del Comendador Correa y su esposa Leonor y que se inició el 27 de junio de 1974.
Leonor Correa hizo su testamento el 4 de mayo de 1850 y falleció en 1865. A su vez, su esposo hizo el suyo el 11 de junio de 1873 y falleció 18 días después.
Leonor previó grandes sumas para la caridad -la Iglesia y la Santa Casa de la Misercordia-, a las personas que ayudaba, dispuso la libertad de todos sus esclavos y encargó la distribución de sus bienes a su esposo. Si bien tenía varios hermanos, encargó que se beneficiaran solo tres porque, según su explicación, los demás ya tenían suficientes bienes.
Correa a su vez, tuvo la idea de dejar varias de sus propiedades en usufructo temporal a personas de su confianza. Una vez fallecidas, las propiedades deberían ser administradas por los herederos del beneficiado, hasta la cuarta generación y recién ahí, pasaría a quedar a cargo de sus herederos legítimos. Correa hasta previó el pago por la utilización de estas tierras, según se observa en una de las transcripciones del documento.
La autora lo describió así: “Caprichoso en las disposiciones y rico en imaginación fue el Comendador Domingos Faustino Correa al elaborar su testamento. Un verdadero laberinto de ideas. Disposiciones casi imposibles de ser cumplidas”.
A modo de ejemplo, transcribe dos partes del testamento:
- “Declaro, por último, para evitar dudas futuras, que la administración de los bienes legados (legados a las crías) durará hasta la extinción de la cuarta generación de los legatarios, es decir, los bisnietos, cuando cesará el usufructo del campo de los Canudos y se devolverá a mis herederos o legítimos sucesores”.
- “Dejo a mi compadre y amigo Manoel Moreira Calçada el usufructo por 25 años de media legua de campo en el lugar (...). Por muerte de mi compadre, el usufructo pasará con el mesmo encargo, por el tiempo que falte a sus herederos. Finalizado el plazo del usufructo gratuito, continuará mi compadre o sus herederos por otro tanto tiempo de 25 años pagando a mis herederos tres contos de réis (moneda brasileña de la época) por año y concluido el plazo pasará la propiedad libre para mi compadre y sus herederos”.
Avalancha de reclamos de la “herencia del siglo”
La historiadora relata que además de los tres hermanos de Leonor María, se presentaron en juicio los descendientes de los once hermanos del comendador y hasta el representante del Estado, este último reclamando el pago de los impuestos correspondientes a los inmuebles.
Lea más: Caen estafadores que vendían cesiones hereditarias de un terrateniente brasileño
La primera repartición de los bienes de Correa fue homologada por sentencia del 11 de octubre de 1880, pero esta fue apelada por 11 herederos y por la Hacienda Provincial, institución que se encargaba de la administración, recaudación y distribución de la renta pública.
El 16 de agosto de 1881, esta distribución fue anulada y se ordenó la realización de una nueva que se dio recién el 19 de diciembre de 1891. Homologada por sentencia, hubo embargos acogidos y juzgados, que determinaron la nulidad de esta nueva sentencia de repartición, que a su vez fue recurrida por el inventariante y el Estado.
Más de seis mil litigantes para recibir el “oro caído del cielo”
En la década de 1970 el proceso fue nuevamente reabierto, lo cual dio lugar a una avalancha de peticiones: 1.952 peticiones y 6.336 litigantes “habilitados”, en un período de seis meses. De este total, solo dos fueron considerados herederos por el inventariante.
La estudiosa relata que la andanada de peticiones registrada en la década de 1970, que califica como “una verdadera corrida ilusoria detrás de la fortuna del Comendador”, se debió al fallecimiento del inventariante José Joaquim de Oliveira Cardoso. Este señor murió en 1966 pero esto se supo oficialmente (en el expediente) en 1972, cuando la persona que le sustituyó realizó una petición.
“A partir de ahí, con la petición de la última inventariante, en la cual constaba un fantasioso listado de 109 bienes inmuebles de propiedad del Comendador, comenzó toda la propaganda en torno de la supuesta “herencia”, anunciada en la prensa del mundo entero como “oro caído del cielo” o la “herencia del siglo”. La fantasía de este nuevo listado de bienes demandó una exhaustiva investigación en Cartórios de Registros de Inmuebles, en el Archivo Público y en Instituto Nacional de Colonización y Reforma Agraria (INCRA) y solo tuvo fin con una nueva orden del Tribunal de Justicia, que archivó definitivamente el proceso en1984″.
La historiadora precisa que los herederos de doña Leonor recibieron su parte al inicio del proceso y que muchos de los beneficiados con la cesión de tierras iniciaron y ganaron juicios de usucapión.
Ahora, si aún queda la duda de que existe aún algo disponible de esa herencia que pudiera ser reclamada por eventuales herederos, la respuesta es no.