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La mayor injusticia cometida por la Itaipú Binacional, no resarcida hasta ahora, fue la inundación de los Saltos del Guairá, también conocidos como las Sete Quedas, ocurrida en el año 1982, hace 42 años. La maravilla natural incuantificable en dinero, si existiera, incluso podría haber ingresado más recursos al país que la propia hidroeléctrica. Poco antes de su desaparición, ya recibía a miles de visitantes al año.
Tras años de lucha del pueblo saltoguaireño desde el año 2008, el 23 de abril de 2012 se promulgó la primera ley de compensación por la desaparición de los Saltos del Guairá. La normativa que tendría tres años de vigencia llevaba el número 4.597.
La ley que fue el resultado de grandes movilizaciones encabezadas por una multisectorial creada en Saltos del Guairá promovió decenas de viajes al Congreso Nacional, visitas de parlamentarios, lobbies con líderes políticos de distintos partidos, ciclistas que recorrían el país buscando apoyo al proyecto, entre otros grandes esfuerzos, representaba una compensación económica de aproximadamente 10.800.000 dólares anuales para el desarrollo turístico de la capital de Canindeyú, además de inversiones en salud y educación.
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Pasaron los primeros tres años y de vuelta comenzó un calvario de pelea en el Congreso Nacional, esta vez por una nueva ley que diera continuidad a la anterior. El 20 de marzo del año 2015 se promulgó la Ley 5404, cuya vigencia debería ser permanente.
Primer chivo y la distorsión
La gran diferencia de esta ley con la anterior es que Saltos del Guairá ya fue obligada a repartir el 23% de los recursos con los demás municipios de Canindeyú. Hubo descontento, pero como el porcentaje no era muy grande, se dejó pasar.
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El chivo que disminuía los recursos para Saltos del Guairá fue ideado por la diputada Cristina Villalba (colorada cartista).
De los 10.800.000 dólares iniciales, Saltos del Guairá se quedaba con 8.400.000 dólares y el resto era distribuido entre los otros quince distritos de Canindeyú. Dichos recursos provenían del 3% de la venta de energía excedente de la Entidad Itaipú Binacional al Brasil, que en aquellos tiempos se calculaba en 360 millones de dólares anuales.
Permitió el desarrollo
A pesar de la reducción de los recursos económicos, que con los años fue creciendo por la disminución del excedente vendido al Brasil y por la menor producción por la sequía, y si entrar a tallar en denuncias de presunta mala utilización de los recursos por sucesivas autoridades comunales, Saltos del Guairá logró desarrollar una infraestructura vial de primer nivel que le permitía ofrecer una alta calidad de urbanismo a los turistas brasileños atraídos por el comercio de productos importados.
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La ciudad tampoco tuvo problemas con aulas y se invirtieron importantes recursos en el Hospital Regional de Saltos del Guairá, donde acuden pacientes de todo el Canindeyú.
Dos de las obras más emblemáticas que posibilitaron los recursos de la compensación son la costanera, construida por G. 140.000 millones y la doble avenida de 6 kilómetros, que une el centro comercial con el Brasil, y a la que fueron destinados más de G. 42.000 millones.
Fueron construidos cientos de kilómetros de empedrado de calles en los barrios que aumentaban día a día, asfaltados, puentes y alcantarillados que permitieron el gran crecimiento de la ciudad en pocos años.
Golpe de Santi Peña
La actual administración municipal de Saltos del Guairá, a cargo de Héctor Morán (colorado cartista), proyectaba una nueva gran inversión en la costanera a fin de revitalizarla y recuperar la playa inhabilitada. Sin embargo, este y otros planes se vieron abruptamente interrumpidos porque el Presidente de la República, Santiago Peña, sin previo aviso, hizo derogar la Ley de Compensación que beneficiaba a la capital de Canindeyú y los demás municipios del departamento, para capitalizar su programa llamado popularmente Hambre Cero que fue aprobado por ley.
Prometió devolver los recursos mediante la aprobación de otra ley para frenar manifestaciones que empezaban de nuevo en la capital departamental. Sin embargo, la última información dada a conocer por el gobernador Nelson Martínez (ANR) es que el presidente prefiere repartir los recursos por la pérdida de los Saltos del Guairá a todo el departamento, dejando a la ciudad que perdió todo con ínfimos recursos.
Según las autoridades municipales, la gran artífice de esta idea del presidente es la diputada Cristina Villalba (ANR), que, por sus diferencias con su correligionario Morán, quiere dejar a la ciudad sin recursos.
Diversos sectores de la comunidad aguardan la definición del proceso, y si el presidente Peña confirma el despojo a Saltos del Guairá la ciudadanía volverá a revelarse, saliendo a las calles, cerrando rutas y puentes para reclamar la reposición de sus recursos.
Uno de los cuatro “paraísos perdidos”
El diario ABC.es de España destacaba en octubre del año 2014 en una nota publicada en un blog denominado “101 Viajes increíbles” cuatro “paraísos naturales perdidos para siempre o a punto de desaparecer”. Entre ellos se mencionaba los Saltos del Guairá o Siete Caídas.
La maravilla natural que compartían Saltos del Guairá y Guaíra fue inundada con la construcción de la represa de la Itaipú Binacional.
La nota refiere que hace no demasiados años estas cataratas, situadas en la frontera de Brasil y Paraguay, eran las mayores del planeta en atención a su caudal. Las 18 caídas que sumaban estos saltos transportaban el doble de volumen de agua que las Cataratas del Niágara o doce veces más que las Cataratas Victoria. “Por eso, cuesta creer que ya no existan”.
A pesar de formar parte de un parque nacional, los Saltos del Guairá fueron dinamitados, destruidos e inundados para construir la represa de Itaipú, agrega. De la que fue la mayor cascada del río Paraná hasta 1982 hoy solo queda un recuerdo cuando el nivel de agua de la represa está bajo.
Las ciudades de Saltos del Guairá (Paraguay) y Guaíra (Brasil) compartían las Siete Caídas y fueron las más perjudicadas con su inundación, producida al construirse la represa de Itaipú. Después de 41 años (51 años actualmente) de la firma del Tratado de Itaipú, ninguna de las ciudades fue debidamente indemnizada, aunque en el lado brasileño la distribución de los royalties fue mucho más justa con los municipios costeros.
Ambas ciudades y especialmente Salto del Guairá perdieron una maravilla natural que no se compensa con la creciente actividad comercial que registra. Con seguridad, para la capital de Canindeyú los también llamados Siete Caídas o Sete Quedas habrían atraído a muchos más extranjeros que el turismo de compras, señalaba ABC.es.