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El martes último falleció María Rebeca Jara (36) tras una cirugía por piedra en la vesícula del 28 de mayo y varias intervenciones posteriores para la limpieza de la zona afectada. Incluso estuvo al menos 24 días en terapia intensiva del Hospital Ingavi del Instituto de Previsión Social (IPS) por una lesión en el estómago, según su esposo, Emicdonio Trinidad. La mujer dejó a cinco hijos huérfanos de madre.
El afectado relató el calvario que vivió desde un principio tratando de salvar a María. En contacto con ABC AM 730, dijo que en un principio, ella ingería alimentos pero luego los vomitaba. Como es asegurada del IPS y aportaba hace 10 años la internaron en este centro médico, tras dos meses de tomar calmantes.
Cuando le detectaron la enfermedad programaron la operación, pero la fecha que había disponible era recién para el 13 de noviembre. Estaba comenzando a bajar de peso. “Igual si vas a morir mañana no se podía adelantar”, lamentó.
Luego mediante contactos de un conocido, lograron que estando en urgencias entre en cirugía, porque el dolor que tenía era fuerte. Comentó que se la intervino con laser y ellos tenían miedo de ese tipo de procedimiento. Esa intervención duró al menos tres horas, agregó.
Posteriormente la llevaron a una sala común, pero después la zona del estómago se le empezo a complicar.
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El sufrimiento desde finales de mayo
Trinidad expresó que el 29 de mayo, su esposa le dijo que le dolía mucho el sitio en que la operaron y se quedó en observación por lo que no le dieron el alta médico. “Ella sospechaba algo”, dijo.
El 31 de mayo ella amaneció con su estómago hinchado y luego la intubaron porque le costaba respirar. Se le detectó una infección generalizada. Le hicieron una primera limpieza por la infección y luego ingresó a terapia. Quedó con la parte intervenida semiabierta”, manifestó. Los médicos le mencionaron que la dejaron con esa abertura para continuar con la limpieza.
El esposo sostuvo que luego de cerrarse la herida, no veían la recuperación. María solamente movía sus ojos.
Resaltó que tuvieron que comprar muchos medicamentos que no costaban menos de G. 120.000. “Ni guantes que es lo básico tenían. Hasta hilo para volverle a coser, me pidieron”, puntualizó.
Lo que un médico le dijo: “A tu esposa la están matando de a poco”
Pasaban los días y Emicdonio le insistía al doctor para que logren recuperarla. El viernes último volvió a ingresar a quirófano para otra limpieza de estómago.
Consultado si qué le explicaban otros médicos, confesó sin dar el nombre del médico lo que le dijeron con mucha dureza: “A tu esposa la están matando de a poco”. Le preguntaron si no tenía forma de trasladarle a otro centro asistencial a lo que él respondió que no, porque no tenían como solventar gastos en un sanatorio privado. “Finalmente nadie me explicó de qué falleció”, indicó.
Este viernes se movilizará para conseguir un abogado porque buscará que se esclarezca el caso y se haga Justicia, pues se sospecha de una negligencia médica.