Vivir bajo agua y el riesgo de desnutrición infantil

Las inundaciones ocasionan diversos problemas sociales, como la migración y pérdida de empleos. Un hecho menos visible es el riesgo de desnutrición infantil debido a la mala alimentación en contextos de catástrofes naturales. Esa problemática acecha en ciudades de Ñeembucú, donde cientos de padres luchan por alimentar a sus hijos hoy y temen por el futuro, cuando se agoten sus ahorros.

La desnutrición infantil es una de las consecuencias de las inundaciones. En Ñeembucú, cientos de familias hoy no saben cómo se alimentarán a futuro, ante la pérdida de sus cultivos y animales.
La desnutrición infantil es una de las consecuencias de las inundaciones. En Ñeembucú, cientos de familias hoy no saben cómo se alimentarán a futuro, ante la pérdida de sus cultivos y animales.Leda Sostoa, ABC Color

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Este año varias comunidades de Ñeembucú se vieron repentinamente inundadas después de décadas sin sufrir desastres de esta magnitud. Numerosas familias perdieron sus animales y cultivos, enfrentándose a un grave riesgo de desnutrición infantil. Con caminos anegados y poca asistencia, muchos padres luchan por alimentar a sus hijos.

Las inundaciones en este departamento son una historia de nunca acabar. Aunque los pobladores y autoridades prácticamente han “normalizado” estar bajo agua cada año, pero en la última temporada de lluvias comunidades que desde hace décadas no se ven afectadas se llenaron de agua.

Muchos ciudadanos atribuyen el problema a la presunta mala planificación de la franja costera, una obra que tenía como objetivo proteger a la ciudad de Pilar pero que, en contrapartida, inundó a todos “los que están afuera”.

A raíz de ello, numerosos niños se encuentran sufriendo los embates de una mala alimentación debido a las carencias que atraviesan las familias. Pobladores que dependen de la olería, la producción de queso y la agricultura familiar campesina no saben qué harán para sobrellevar las deudas adquiridas y salir adelante en los próximos meses.

Pobladores de Ñeembucú están aislados ante la inundación de sus caminos.
La señora Yanina y su hijo deben caminar por el camino inundado para trasladarse en busca de víveres.

Sobrevivimos gracias a nuestros ahorros, los que tenemos, comemos las gallinas que nos quedan y algunos productos que hemos salvado”, relató Yanina Valenzuela, una pobladora afectada, en una entrevista para ABC en junio.

Destacó que los ahorros de su familia son su salvación actualmente, pero no sabe cómo hacen sus vecinos que cuentan con menores recursos. Relató que su marido se dedica a la olería y lleva dos meses sin poder trabajar. “Muy difícil está la situación y va para largo rato. Por lo menos un mes más tomará recuperar el terreno para que los oleros retomen su actividad”, lamentó.

Con la voz quebrada, la pobladora señaló que todo lo que plantaron quedó destruido y en los próximos meses la situación será peor.

Ahora se va el agua, pero para nuestro sustento a futuro ya no queda nada

Yanina Valenzuela, pobladora de Guazu Cuá.
Inundaciones en Ñeembucú este año y las principales consecuencias.
Inundaciones en Ñeembucú este año y las principales consecuencias.

Contó que hacen préstamos y ni siquiera pueden pescar para vender o comer, pues no llegan los peces debido a las obras en el canal de derivación de la franja costera. Mencionó que llegaron algunos víveres pero la asistencia es muy reducida.

Los afectados piden. además de la reparación urgente de los caminos, la exoneración de la ANDE, acceso a préstamos con menores tasas y otros beneficios impositivos.

“No sé cómo hacen los vecinos. Porque hay quienes no tienen ni animales pequeños. No hay pescado, nada…”, lamentó.

¿Qué comen hoy?: “Salvé algunas gallinas que me dan huevos, recibimos un par de víveres y compramos lo que podemos, lo que nos alcanza. No podemos vivir solo de tortillita”, respondió en medio de las necesidades.

Solo para comprar víveres deben emprender un viaje de al menos dos horas, entre caminos inundados o destrozados por el paso del agua.

Cientos de animales murieron en medio de las inundaciones registradas desde mayo en Ñeembucú.
Cientos de animales murieron en medio de las inundaciones registradas desde mayo en Ñeembucú.

La desnutrición en zonas de inundación

La desnutrición infantil y la inseguridad alimentaria son unas de las tantas consecuencias de las inundaciones. En la gran inundación del 2014, más del 36% de las familias en Pilar padeció de escasez de alimentos o falta de dinero, lo cual derivó en importantes porcentajes de inseguridad alimentaria.

Ese mismo año, el 83,60% de la población sufrió inseguridad alimentaria, según datos de la Revista Salud Pública del Paraguay.

Los datos del Instituto Nacional de Alimentación y Nutrición (INAN), más recientes, datan del 2022 pero no están directamente relacionados a este problema ambiental. Ese año, ingresaron al programa de asistencia nutricional a 1.654 niños de Ñeembucú, de los cuales el 3,1%, es decir 40 pequeños, tenía desnutrición. Mientras que el 11,9% (196 niños) se encontraba en riesgo de desnutrición, según datos confirmados por Geraldine Morínigo, jefa del Departamento de Monitoreo y Evaluación.

Efectos de las inundaciones en niños y adolescentes.
Efectos de las inundaciones en niños y adolescentes.

La licenciada destacó que en agosto tendrán los datos del 2023 y podrán actualizar los porcentajes. Comentó que a partir de las inundaciones, consideradas como uno de los principales factores de riesgo, desde hace años vienen fortaleciendo el programa de asistencia nutricional a los niños de Ñeembucú, a través de la Regional Sanitaria.

En ese sentido, afirmó que entregan con frecuencia leche fortificada a los pequeños de hasta cinco años, que se encuentren en situación de riesgo de desnutrición o tienen diagnóstico de desnutrición.

Cientos de animales murieron en medio de las inundaciones registradas desde mayo en Ñeembucú.
Cientos de animales murieron en medio de las inundaciones registradas desde mayo en Ñeembucú. Muchas familias terminaron abandonando sus hogares, al verse rodeados de agua y sin recursos, pidieron asilo a sus allegados en otras localidades.

Problemas médicos derivados de las inundaciones

Las enfermedades de tipo diarreico predominan en situaciones de catástrofes naturales como una inundación. El licenciado Fernando Romero, director de Nutrición del INAN, explicó que las familias tienen poco acceso a alimentos nutritivos y a agua potable, lo cual hace que sea aún mayor la exposición a problemas de salud.

En el caso de los niños, se exponen a una situación de pérdida de nutrientes y la parasitosis es una de las consecuencias. Explicó que en la etapa de crecimiento, necesitan alimentos ricos en nutrientes para su desarrollo y, generalmente, en esos contexto solo recién algunos alimentos perecederos, si es que les llega la asistencia de las instituciones encargadas.

Solo en la zona de Valle Apu’a, en medio de las inundaciones, médicos asistieron a 50 pobladores con problemas de salud en el mes de mayo. El director de la Unidad de Salud Familiar (USF) de la zona de Pilar, Dr. Nilson Rolls, relató que llegaron hasta la escuela local, un punto más “seco”, utilizando canoas y gracias a la ayuda de los pobladores.

Principalmente, se registraron cuadros dermatológicos, resfriados, dolores musculares por el esfuerzo de las mudanzas y la frialdad del agua. Además, tuvieron pacientes con parásitos y dermatitis.

Trabajadores de la Unidad de Salud familiar asisten a pobladores inundados en Guazú Cua, Ñeembucú.
Trabajadores de la Unidad de Salud familiar asisten a pobladores inundados en Guazú Cua, Ñeembucú.

Cultivos perdidos y animales muertos

Para llegar a la localidad de Guazú Cuá, desde Pilar, se toman caminos de tierra que se encuentran en muy mal estado, luego de que el agua volviera a bajar. Durante todo el tramo, durante una visita realizada por ABC en junio, se contabilizaron al menos 12 vacas muertas al costado de las rutas. Los animales murieron de frío, desnutrición o enfermedades derivadas de la inundación. Los pobladores estiman pérdidas millonarias.

Esta zona del departamento de Ñeembucú es conocida por la producción de leche, queso y también la olería. Esos fueron precisamente los rubros más afectados por la inundación. El presidente de la Asociación de Productores de Ñeembucú, Javier Rolón, relató que desde el inicio de las obras pidieron conversaciones para evitar que se registre esta inundación pero el proyecto se llevó a cabo sin tener en cuenta las advertencias.

Agregó que consideran que el canal de derivación está mal diseñado, considerando el curso natural y el caudal del agua. Señaló que actualmente en uno de los puestos de Control Hídrico se forma un remolino que termina generando un efecto rebote. Como solución, plantean la ampliación y profundización del canal, además de una apertura más amplia en la zona de las compuertas.

Obra de la franja costera en Pilar. Los pobladores señalan que el extenso río Ñeembucú ahora debe pasar por unas pequeñas compuertas y ello genera un efecto rebote que inunda a otras ciudades.
Parte de la obra de la franja costera en Pilar. Los pobladores señalan que el extenso arroyo Ñeembucú ahora debe pasar por unas pequeñas compuertas y ello genera un efecto rebote que inunda a otras ciudades.

Aseguró que ni siquiera en la gran inundación de 1983 tardó tanto tiempo en volver a bajar el agua, pues en esa ocasión ya en menos de 15 días volvieron a sus casas. Esta vez, ya llevan más de tres meses bajo agua, cientos de animales perdidos y oleros con la producción parada. Agregó que todo esto implica que tendrán problemas para trabajar por al menos seis meses más.

Se perdieron cabras, ovejas, gallinas, vacas, plantaciones. No hay ninguna ayuda del Ministerio de Agricultura, dicen que no tienen fondos (...) “La mandioca que plantamos perdimos por completo. Ya no hay leche, huevo, nada”, lamentó.

La olería es una de las principales actividades en Ñeembucú. Algunos trabajadores ya han retomado el trabajo luego de una difícil inundación, pero otros todavía tienen sus terrenos inundados.
La olería es una de las principales actividades en Ñeembucú. Algunos trabajadores ya han retomado el trabajo luego de una difícil inundación, pero otros todavía tienen sus terrenos inundados.

Consultado sobre cómo sobreviven ahora los productores, relató que los trabajadores le cuentan que viven gracias a la pensión de la tercera edad, pues en la mayoría de los hogares hay adultos mayores. Es decir, las familias deben soportar todo el mes con G. 670.000.

Estimó un total de 10.500 productores afectados en Ñeembucú, entre pequeños y medianos. Sin embargo, no pudo hablar de los números de pérdidas debido a que el Servicio Nacional de Calidad y Salud Animal les pide que acudan hasta las oficinas para reportar sus pérdidas, pero ellos no tienen caminos para movilizarse ni presupuesto para hacerlo.

Este es el panorama en el camino a una de las localidades inundadas en Ñeembucú. La cantidad de animales muertos es prácticamente incontable, pues las autoridades piden a los pobladores de escasos recursos que vayan a las oficinas para hacer el reporte.
Este es el panorama en el camino a una de las localidades inundadas en Ñeembucú. La cantidad de animales muertos es prácticamente incontable, pues las autoridades piden a los pobladores de escasos recursos que vayan a las oficinas para hacer el reporte.

Contó que se reunió con representantes del MOPC, pero la ministra Claudia Centurión no les dio ninguna solución para evitar que la inundación vuelve a registrarse. “Volví realmente decepcionados”, expresó.

Fidel Núñez, poblador de Potrero Piru, relató que él perdió seis vacas, que murieron de frío por ya no tener espacio seco donde albergarlas. Adelantó que es probable que pierda más, pues no tiene cómo alimentarlas, y así perderá su único sustento: la venta de leche y queso.

Relató que recibió un kit de víveres, pero que ya prácticamente acabó y su futuro es incierto.

Después vamos a sentir más esto. Ahora todavía tenemos qué comer, pero más adelante será peor

Fidel Núñez, poblador de Potrero Piru

Cartismo posterga la asistencia a Ñeembucú

El senador Ever Villalba, presentó a principios de junio un proyecto de ley de carácter urgente, para plantear fondos con el objetivo de ayudar a los pobladores de Ñeembucú. El objetivo es brindar asistencia a los pequeños productores y comercios afectados por esta situación, exonerar la ANDE y establecer líneas de crédito para las miPymes, con tasas y plazos diferenciales.

El proyecto tuvo media sanción en el Senado pero el cartismo postergó su tratamiento para el mes de julio, a pesar de que la población está en medio de la urgencia y las necesidades.

Villalba destacó que el problema del departamento es sobre todo la poca cantidad de carreteras asfaltadas y el mal estado de los caminos, además de la construcción de terraplenes sin planificación y falta de limpieza de desagües, situaciones que contribuyen a las inundaciones.

Contó que durante una visita vio cómo los productores perdieron sus ingresos, las olerías pararon y los campos se inundaron. “Ahora deben empezar de nuevo para la recuperación de los cultivos”, detalló.

En este estado se encuentra uno de los puentes de Ñeembucú, uno de los departamentos con mayor déficit en materia de caminos.
En este estado se encuentra uno de los puentes de Ñeembucú, uno de los departamentos con mayor déficit en materia de caminos.

Franja costera requiere de muchas “mejoras”

El parlamentario señaló que el Ministerio del Ambiente (Mades) debería hacer un estudio de todo el sistema hídrico de Ñeembucú, pues es un problema bastante complejo. “Y una obra sin planificación y estudios, ocasiona este tipo de desequilibrios”, lamentó y agregó que se deben hacer trabajos no solo en una localidad, sino en todo el departamento.

En cuanto a las obras de la franja costera de Pilar, señaló que “hay partes que faltan corregir”. Por ejemplo, se requiere otro canal de derivación que sirva para alivianar el caudal en la margen derecha, lo cual sería una obra complementaria.

“Cuando se cierra la compuerta en Pilar, se genera un efecto rebote y el agua retrocede. Se ha solicitado eso al MOPC, tanto vecinos como productores y nosotros mismos en el Senado. Se necesita un rediseño de las obras para mitigar el efecto. Esto tiene consecuencias fuera de la ciudad”, enfatizó.

Finalmente, señaló que los técnicos trabajaron sin escuchar a los vecinos, que son quienes tienen conocimiento empírico y conocen el comportamiento del agua en su departamento.

Intentamos contactar con el ingeniero Félix Zelaya, encargado de la fiscalización de las obras por parte del Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC), pero no respondió a las llamadas y los mensajes.

Hoy, si bien el agua está bajando en gran parte de las zonas afectadas, el mayor temor se debe a que con más lluvias la situación volvería a repetirse, si no se toman medidas urgentes de mitigación.

Créditos y agradecimientos:

Colaboración: Édgar Vázquez

Ilustración: Leda Sostoa

Diseños: Eduardo Alcaraz

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