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El pedido de disculpas estuvo a cargo del Ministerio del Interior, Enrique Riera, dirigido a familiares de Eulalio Blanco, un campesino torturado por un agente de la Policía Nacional durante la represión a una manifestación de productores de cedrón en San Pedro y a Ernesto Benítez, quien fue torturado por la Policía Nacional durante la misma manifestación.
En 2012, el Comité de Derechos Humanos de la Corte Interamericana exigió al Estado paraguayo implementar medidas de reparación por el crimen cometido nueve años antes; cinco años después, en 2017, Paraguay finalmente reconoció su responsabilidad y, mediante el decreto Nº8.027, oficializó un acuerdo de reparación para los familiares de Eulalio Blanco y Ernesto Benítez.
Cronología de la tortura a campesinos
En 2003 los productores de cedrón enfrentaron represión policial después de que el Estado promoviera la producción de cedrón, pero luego abandonara a los agricultores cuando los precios del producto cayeron drásticamente. La injusticia llevó a una movilización en la que el Estado respondió con violencia, asesinando a Eulalio Blanco y reprimiendo a los manifestantes en lugar de abordar sus legítimas quejas.
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Ernesto Benítez, en su testimonio, recordó la brutalidad con la que fue tratado: “Me cortaron el cuello con una navaja, me rompieron el dedo y la costilla, y me dijeron que merecía morir por ayudar a mi pueblo a defender sus derechos”.
Esta no fue su primera experiencia con la represión estatal; en 1995, sufrió un disparo con arma de fuego durante otro reclamo campesino por tierras .
Las disculpas públicas, según Ernesto Benítez, son un “mixto de alegría y dolor”. Aunque se siente individualmente satisfecho, también recuerda el sufrimiento colectivo de su pueblo, los desaparecidos, las mujeres violadas, y los niños masacrados. “No solo hablo por mí, sino en nombre de todo nuestro pueblo que sufre y es violentado históricamente”, expresó.