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Ernesto Benítez Gamarra, quien sufrió torturas por parte de agentes policiales en el año 2003, recibirá las disculpas públicas ofrecidas de parte del Estado paraguayo. Según Benítez, todo inició un año antes, cuando el precio del cedrón Paraguay había disparado ante la falta de producción. En ese sentido, el gobierno hizo una campaña incentivando a que más familias se dediquen a la producción del cedrón.
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Al año siguiente, en 2003, durante el tiempo de cosecha, los campesinos se dieron cuenta del precio bajo del producto. “Se sintieron indignados y estafados. El Ministerio, en vez de asumir su responsabilidad y buscar una salida favorable a la gente, salió con el argumento que las leyes del mercado define los precios”, recordó.
Debido a las protestas, el gobierno optó por la violencia y represión. Recordó que fueron heridos siete campesinos y asesinaron a Eulalio Blanco, además 30 personas fueron llevadas aprehendidas. “A mí me apartaron en el pasillo y ahí me torturaron. La FOPE y los militares se ensañaron conmigo”, recordó.
Psicológicamente, le prepararon para su muerte
“Me pegaron por todo el cuerpo, desde las plantas de los pies, los huesos de la rodilla y las nalgas. Cuando me pateaban, me rompían los dedos, me tiraron gas pimienta en los ojos, me decían que personas que molestaban durante la dictadura se los mataba para deshacerse. Psicológicamente, me preparaban como si fuera que iban a matarme”, señaló. Según relató, la primera sesión de tortura duró aproximadamente cinco horas en el pasillo de la Comisaría.
Una vez que terminaron los hechos de tortura, Ernesto Benítez recurrió a personas que conocían del tema para que pueda presentar su denuncia. “Ya tuve una experiencia previa. En 1995, cuando era fundador y director de una escuela, también participé en una manifestación de reclamo de tierras. En ese mismo lugar la Policía me había disparado con una escopeta. Me había atravesado la bala y destrozado el pulmón derecho. En ese entonces fueron heridos 21 personas y asesinado el joven Pedro Giménez. En ese caso hicimos las denuncias legales y todo quedó en la impunidad”, destacó.
Tras la tortura que sufrió Benítez en 2003, señaló que recurrió a la Codehupy y a la Comisión Mundial contra la Tortura, de las Naciones Unidas. “Después que salió la condena contra el Estado Paraguayo, la reparación económica, se dio la reapertura del caso y el pedido de perdón público, ahí las instituciones paraguayas comenzaron a movilizarse”, dijo.
Encontró fortalezas luego de la tortura
Destacó que su caso marca un precedente, ya que se trata del primer campesino. “Es un hecho criminal que se produjo después de la dictadura”, resaltó.
Ernesto Benítez manifestó que todo lo que le tocó vivir le fortalece y le anima. Lamentó que el ninguneo del Estado genera que la ciudadanía tiene que protestar para el cumplimiento de sus derechos y hasta enfrentarse a la muerte. “Es un mensaje para el Estado, que la violencia no es el camino para la solución de conflictos en la sociedad”, señaló.
En 2012, el Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, emitió un dictamen condenando las violaciones sufridas por Benítez, lo que impulsó la reapertura de la investigación fiscal en Paraguay en 2019.
En diciembre de 2019, el Estado paraguayo firmó un Acuerdo sobre Medidas de Reparación, asumiendo su responsabilidad en el caso y comprometiéndose a ofrecer una reparación integral a la víctima. El acto oficial se llevará a cabo el próximo 24 de junio en el Instituto Superior de Educación Policial (ISEPOL).