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La preocupación de la comunidad educativa del Colegio Pablo L. Ávila y vecinos del barrio San Pablo crece al igual que el pozo ciego a cielo abierto, que ya consumió media calzada de la calle Guavira y que, a pesar de las denuncias ante los organismos pertinentes, nadie se hace responsable, mucho menos del arreglo.
El jefe de patrimonio del colegio, Fabián Salenme, señaló que primeramente era un pozo pequeño y que fue creciendo hasta llegar a grandes dimensiones, con peligro de desmoronamiento y convirtiéndose en una laguna para el criadero de mosquitos.
“Se puso esta valla improvisada de seguridad porque el colegio no cuenta con recursos para este tipo de situaciones. Nos preocupa que venga una lluvia porque es una calle de grandes raudales y el peligro de desmoronamiento es latente. Podría ser fatal”, comentó.
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El pozo cuenta con tres metros de profundidad y cinco metros de largo por cuatro de ancho, por lo que la preocupación es aún mayor ante un posible accidente. “Un vehículo puede caer y nadie se va a percatar”, ejemplificó.
Las autoridades del colegio hacen un llamado a la Municipalidad de Asunción y al Ministerio de Educación para la solución inmediata.