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María Luján, una jovencita valiente y llena de belleza, ingresó al quirófano del Hospital Pediátrico Acosta Ñu, luego de una larga espera de cinco meses conectada a un corazón artificial. La esperanza finalmente llegó gracias a la familia de un donante, cuyo corazón está siendo trasladado desde el este del país.
En un emotivo video compartido en redes sociales, María Luján se despidió de su dispositivo de asistencia ventricular, al que cariñosamente llamó Wally. Con lágrimas en sus ojos, expresó su profunda gratitud a la familia del donante por su valentía y generosidad.
“Quiero agradecer a la familia que dijo sí, por ser mi donante y por tener la valentía y la fuerza de decir sí”, expresó la joven entre lágrimas. “No todo el mundo lo hace, por eso donar órganos vale la pena”, agregó con profunda emoción.
En estos momentos, el equipo médico del Hospital Pediátrico Acosta Ñu, junto con personal del Instituto Nacional de Ablación y Trasplante (INAT), se encuentra trabajando arduamente para asegurar el éxito del trasplante.
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Un camino lleno de desafíos y esperanza
María Luján fue diagnosticada con miocardiopatía dilatada posviral, una condición que debilitó severamente su corazón. Para mantenerla con vida, en enero pasado fue necesario conectarla a un corazón artificial.
En abril, la valiente adolescente celebró su cumpleaños número 15 en el hospital, rodeada del cariño de sus familiares y el plantel médico que la cuida. Durante cinco largos meses, esperó con esperanza la oportunidad de recibir un nuevo corazón.
Hoy, ese día ha llegado. María Luján está a punto de recibir una nueva oportunidad de vida, gracias a la generosidad de un donante y al trabajo incansable del equipo médico.