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Diego Torres Gómez, cadete de primer año de la Academia Militar “Mariscal Francisco Solano López” (Academil), fue hallado sin vida el sábado en la casa de su familia en Capiatá.
El director del Hospital Militar Central, coronel Darío Fretes, mencionó que en la macroscopía se detectó la insuficiencia -o dilatación- de una de las válvulas cardíacas.
Agregó que el cadete fallecido llevaba una vida de atleta desde hacía cuatro años, cuando ingresó al Liceo Militar “Acosta Ñu”, lo que pudo haber despertado dicha condición cardíaca.
No obstante, indicó que ello se debe confirmar aún con la anatomía patológica en el marco de la autopsia del Ministerio Público. “Este muchacho venía ya de una actividad física acostumbrada de la vida militar. Tenemos que esperar el resultado final de la anatomía patológica en la que se verá si es que sobre esas válvulas estaban asentadas bacterias”, dijo.
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Presentó resultados de chequeos clínicos
Fretes mencionó que el joven nunca presentó un problema cardíaco durante su carrera como militar. Incluso, indicó que no se registró ninguna anomalía en los resultados de estudios clínicos que presentó al ingresar al Liceo Acosta Ñu y a la Academil, entre ellos un electrocardiograma, un ecocardiograma doppler y una ergometría de esfuerzo, los cuales lo habilitaban a practicar actividades físicas.
Señaló que estos resultados clínicos están en las Fuerzas Militares a disposición de la Fiscalía. El Ministerio de Defensa (MD) confirmó a ABC que el joven presentó resultados de un ecocardiograma doppler en diciembre del 2023, cuando ingresó a la Academil.
La hipótesis de un cardiólogo
El cardiólogo Jorge Jarolin mencionó que es “improbable” que en un examen clínico completo no se detecte una anomalía cardíaca. Sin embargo, afirmó que en un electrocardiograma simple podría no observarse.
Mencionó que se recomienda someter a personas que van a realizar actividades físicas del tipo militar -como mínimo- a una ergometría de esfuerzo y un ecocardiograma doppler, siendo este último efectivo en un 99% en cuanto a detección de anomalías cardíacas, como una insuficiencia de válvula.
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Cuestionó que en las escuelas de actividades físicas solamente se pide a los chicos un electrocardiograma simple, cuando lo ideal es pedir los tres estudios básicos que fueron mencionados.
Sobre la hipótesis clínica del caso, Jarolin dijo que pudo haber sufrido una enfermedad congénita y progresiva, aunque refirió que “no deja de ser rara” dicha situación. Agregó que hay deportistas que luego de realizar ejercicios físicos durante años presentan una enfermedad cardíaca.