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Monseñor Joaquín Robledo ofició la santa misa en el santuario de Caacupé. En su prédica habló sobre la realidad que se vive en el Paraguay y cuestionó duramente la violencia que está cada vez está más presente contra los niños y las mujeres.
“La violencia, el maltrato a los niños y mujeres, los crímenes... Qué dolor, eso nos lastima profundamente”, dijo.
“María nos enseña a valorar la vida y a las mujeres, que tienen la capacidad de dar vida, eso es lo que tenemos que valorar. En nuestra sociedad hoy en día tenemos que valorar su presencia en la familia y en lo profesional, porque ellas son reino del Espíritu Santo”, indicó monseñor.
Resaltó que actualmente vemos y muchas veces incluso somos parte de situaciones penosas y negativas que lo único que hacen es destruir a las familias.
“Somos testigos de la violencia, de la agresividad, de los crímenes que hay en la sociedad, eso es obra del mismo Satanás”, lamentó.
Añadió que Jesús es la fuerza de expresión que nos tiene que impulsar para obtener el cambio que tanto necesitamos.
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Se atenta contra la familia
En otro momento de su alocución, el obispo mencionó que hoy en día también se atenta contra la familia con las ideologías de género que desorientan y no tienen valores morales.
“La sociedad nos está mostrando que muchos están alejados de Dios, que tienen otros intereses como la ambición, el enriquecimiento y no les importa para nada la dignidad de las personas humanas, que debería estar siempre en primer lugar”, agregó.
“Es necesario que entendamos que el Espíritu Santo está dentro de cada uno de nosotros y dentro de la comunidad. Vivamos la paz, el respeto y la justicia. Tenemos que abrirnos al cambio que necesitamos”, puntualizó monseñor Joaquín Robledo.
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En la jornada dominical se pudo observar una importante concurrencia de feligreses que acudieron a la basílica de Caacupé desde diferentes ciudades como Luque, Fernando de la Mora, Mariano Roque Alonso, Pilar y Ciudad del Este.
La animación de canciones religiosas estuvo a cargo del coro de la parroquia San Blas de Itá.