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En el barrio Nanawa, una de las zonas afectadas, los conductores deben realizar verdaderas maniobras de destreza para sortear los innumerables pozos que se forman después de cada lluvia. “Es un peligro constante, tenemos que ir a paso de tortuga para no dañar nuestros vehículos”, lamenta José Figueredo, un vecino de la zona.
El deterioro de las calles no perdona ni siquiera al centro de la ciudad. Las principales arterias comerciales y financieras, donde se ubican supermercados, bancos y toda clase de negocios con gran afluencia vehicular y peatonal, lucen en un estado ruinoso que se agrava dramáticamente con las intensas precipitaciones.
Cuando las lluvias arrecian, las calles céntricas se convierten en auténticos lodazales que parecen tragarse a los vehículos que se atreven a desafiarlos. Los profundos baches se llenan de agua turbia y fango hasta volverse prácticamente intransitables, provocando lentos avances de tráfico en medio de salpicaduras constantes.
Pero el problema no se limita solamente a estos barrios. En diferentes puntos de Luque, las calles presentan un aspecto deplorable, con grietas profundas, falta de señalización y obstáculos que representan un riesgo tanto para los automovilistas como para los peatones.
No se puede arreglar todos los baches, dice intendente Echeverría
El jefe comunal, Carlos Echeverría, por su parte, ha reconocido la existencia de estos problemas y ha prometido tomar medidas para mejorar la situación. Sin embargo, dijo que no se pueden arreglar todos los baches porque llueve cada semana, y se necesita un clima seco para trabajar en el bacheo.
Los residentes de Luque claman por una solución urgente a esta situación que afecta su calidad de vida cada vez que deben transitar por las calles de sus barrios. Esperan que las autoridades competentes tomen cartas en el asunto y realicen las obras necesarias para garantizar vías seguras y transitables en toda la ciudad.