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Los católicos celebraron esta noche la resurrección de Cristo en la misa que se ofició en el santuario de Caacupé. El acto comenzó en la explanada del santuario, donde se bendijo el fuego, del cual se encendió el cirio que representa a Cristo Resucitado. Luego se entró en procesión al interior del templo, mientras los fieles daban luz a las velas que portaban en sus manos.
En su homilía, Valenzuela exhortó mirar nuestros viejos hábitos, nuestras malas actitudes, nuestros tremendos egoísmos e incredulidades, y dejar atrás esas ataduras que impiden luchar contra las fuerzas que producen muerte. Agregó que cuando la injusticia y la violencia se unen es solo para sembrar muerte.
Seguidamente dijo: “Tenemos que decir no a la corrupción, a la impunidad, al crimen organizado y a todo tipo de violencia”.
Mencionó que en nuestro país tenemos el tráfico de drogas que destruye y desintegra personas y familias, sobre todo a los jóvenes; es causa de asesinatos y brutales sicariatos, que siguen crucificando vidas con crueldad y odios, y actúan desde las sombras de la muerte crucificando y coronando de discordias la vida humana.
Condenó los feminicidios, que este año ya van diez casos, dejando hijos huérfanos, con profundo sufrimiento, dolor, luto y llanto. “Necesitamos luchar contra todo tipo de abusos, en la Iglesia y en la sociedad. Abusos de poder, abusos de conciencia, abusos sexuales, que crucifican a los más débiles y vulnerables. El aumento de la violencia intrafamiliar que va creciendo”, indicó.
En otro momento, invitó a salir de los sepulcros y vivir resucitados, hombres y mujeres nuevos, capaces de andar por la vida de otra manera, cargados de fe, llenos de esperanza, libres de pecado y nuevos cristos que vayamos anunciando a todos que Dios nos ama e invitando a los demás a participar de esta Resurrección.
Al referirse a la Vigilia Pascual, recordó que comenzó con las luces apagadas, sin luz, inmersos en la oscuridad, porque así es ante la ausencia de Jesús, pero en medio de esa noche se hizo la luz, se hizo la luz con la buena noticia de la Resurrección. “Tenemos que saber encontrarnos con ese Jesús vivo y resucitado, tenemos que saber descubrirlo, tenemos que atrevernos a buscarlo donde realmente se encuentra, para aclarar nuestras oscuridades y nuestras dudas, para hacernos unas personas nuevas”, indicó.
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Al referirse al pasaje bíblico que dice: ¿Buscan a Jesús, el crucificado?, respondió: “Sí, le buscamos. Como las mujeres, le buscamos en cientos de ocasiones en nuestra vida en las que nos empeñamos en descubrirle en tantas y tantos crucificados como vemos a nuestro alrededor, en la realidad de las personas migrantes que buscan un futuro mejor, le buscamos junto a las mujeres, madres y familiares de cientos de niños y niñas, jóvenes desaparecidos que caminan a lo largo y ancho del país con la esperanza de encontrarlos; los informes señalan que se han reportado más de mil casos, cuyo destino es desconocido y que, podrían tener relación con el tráfico de personas”.
Rostro sangrante
Valenzuela también se refirió al rostro del Señor sangrante e indicó que se observan en las lesiones de las personas, mujeres, ancianas y enfermas, que por amor soportan los golpes de quien con ellos viven, sin mostrar un poco de humanidad. Agregó que también se ve ese rostro sangrante en el hambriento y cuando vemos en la televisión y realidades ante las que nos sentimos desbordados. “Lo vemos en quienes viven la enfermedad, el sufrimiento, la soledad. Lo vemos a diario. Buscamos a Jesús, que sigue muriendo cada día, aquí y ahora, a nuestro lado” explicó y añadió por eso el anuncio del ángel, abre la puerta a la esperanza, su grito: ¡ha resucitado! es una llamada a no quedarse parados ante la muerte; es una invitación a descubrir a ese Jesús que vive y anima a mantenernos firmes, “a darnos cuenta de que nuestro esfuerzo llegará a dar fruto y eso lo notamos cuando vemos a gente que todavía es capaz de hacer algo por los demás, gente que es generosa, que ayuda sin pedir nada a cambio, que da sin esperar recibir, gente que valora a las personas por encima de las cosas, que les importa más dar que tener y todo eso gracias a que Él sigue con nosotros, nos alienta y nos anima”, concluyó.