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Monseñor Ricardo Valenzuela ofició la santa misa en el santuario de Caacupé y durante su prédica habló sobre la realidad que aún persiste en el Paraguay. Indicó que hoy en día se puede observar la falta de Dios en la vida de las personas y que eso las lleva indefectiblemente a un camino lleno de oscuridad.
“El crimen, los asesinatos y demás desórdenes morales hacen que la sociedad sea tan dolorosa, difícil e insoportable”, lamentó.
Asimismo, añadió que se puede ver cómo el pecado hace infelices a los pueblos porque la gente desconoce a Dios en un país donde abundan la maldición, la mentira, el homicidio, el robo y el adulterio, es por eso que hoy en día hay mucho temor en nuestros alrededores. Por estas razones, el obispo pidió a los feligreses no olvidar la palabra de Dios.
“El primer motivo que nos impulsa a amar al prójimo con amor de caridad es el mandamiento de Dios, porque el Señor nos manda y nos dice: ‘Ámense unos a otros como yo los he amado’”, dijo.
“Dios es bondad infinita y ha creado todas las cosas, dejando en ellas un reflejo de sus divinos atributos. Y cuanto más perfecta es esa creación, más se manifiesta ahí esa bondad creadora. De manera que cuando amamos a un ser, amamos a Dios reflejado en ese ser”, expresó monseñor.
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Practicar la conversión
En otro momento de su alocución, el obispo también mencionó la importancia de practicar la conversión y fortalecer la fe. Exhortó a los presentes a aprovechar más estos tiempos para hacer la conversión.
“Hay que continuar nuestro tiempo cuaresmal hasta llegar a la Semana Santa y vivir intensamente la pasión, muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo. Por eso hoy, en este cuarto domingo de cuaresma es llamado a la alegría, domingo de la alegría”, agregó.
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“No olviden que el hombre es y siempre será imagen y semejanza de Dios. Es su obra predilecta. Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza porque esa es la perfección de Cristo”, enfatizó monseñor Ricardo Valenzuela.
En la jornada dominical se pudo ver una importante concurrencia de feligreses que llegaron acompañados de sus familiares desde diferentes puntos del país como: Encarnación, Luque, Minga Guazú, San Estanislao, J. Augusto Saldívar y Fernando de la Mora.
La animación de canciones religiosas estuvo a cargo del Coro Amiguitos de Elías de la ciudad de Capiatá.