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De no haber flexibilidad por parte de la Unión Europea (UE) con relación a su reglamento N° 1115/2023, el impacto en el comercio de la soja paraguaya no sería grande como se proyecta desde un sector, simplemente se buscarán otros destinos y solamente se negociarían otros precios como una cuestión de mercado, explicó el director ejecutivo de la Cámara Paraguaya de Exportadores de Cereales y Oleaginosas (Capeco), Ing. Hugo Pastore.
Recordó que en 2009 por una coyuntura política fueron levantadas las ventajas impositivas que había para exportar soja a Argentina y la cosecha del grano se exportó totalmente, surgiendo nuevos destinos y uno de los principales fue Rusia.
El mercado tiene una regla muy importante, los compradores buscan el producto de mayor calidad al menor precio posible y los proveedores intentan negociar la mayor cotización posible.
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En ese sentido, Pastore destacó que la soja paraguaya es de muy alta calidad proteica en comparación con la de otros proveedores y por eso es muy cotizada en el mercado internacional.
Agregó que debido a esa situación, incluso Brasil, empezó a comprar la soja paraguaya, equivalente al 12% del total exportado, debido a las ventajas comerciales que les ofrecía.
El director de Capeco dijo que se está trabajando entre todos los gremios con las autoridades del Poder Ejecutivo para mantener abierto el mercado de la UE, negociando algunos aspectos que en la práctica serían incumplibles para nuestro país, así como gradualidades u otras consideraciones para cuando venga la delegación europea en marzo próximo.
Por otra parte, el presidente de la Unión de Gremios de la Producción (UGP), Héctor Cristaldo, señaló que el mercado de la UE solo representa el 4% de los envíos paraguayos y que dicho bloque no es que quiere la trazabilidad de la producción local “sino que pretende decidir dónde, cuándo y cómo debemos producir”.
Cristaldo explicó que uno de los puntos centrales del debate es que no se va a perder ninguna certificación para exportar a Europa sino que la nueva norma no reconoce documento oficial alguno, tales como las certificaciones sanitarias para la carne y los vegetales.
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“La UE aplicará a rajatabla la diligencia debida y el principio precautorio que les permite tomar decisiones sin basarse en ciencia y solo ante una simple sospecha. Además, no prevé reconocimiento recíproco de sistemas públicos ni privados. Manifestó que la UE puede exigir lo que quiere, pero no atropellar nuestras leyes.
La UE puede conseguir en el mundo los proveedores dispuestos al cumplimiento voluntario de sus exigencias, como un acuerdo entre privados; pero el problema es que con la norma N° 1115/23 pone contra la pared a todo el país, al hacer calificación de riesgo país, con una especie de lista negra con la cual nos descalifican como proveedor potencial en el mercado, comentó.
Balance deficitario Paraguay con la UE
Por otra parte, el analista del sector agropecuario Lic. Hugo Giménez De Recalde, señaló que la balanza comercial entre Paraguay y la UE es deficitaria en US$ 656 millones. En carne bovina, el bloque compró solamente 2% de la proteína roja nacional en 2023 (dato del Senacsa).