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En su homilía el cardenal Adalberto Martínez recordó al siervo de Dios, Julio Cesar Duarte Ortellado (caazapeño), quien estando en Roma escribió una carta a su padre, en la que le pide que lo poco que tiene sea compartido con el semejante. “Julio César Duarte Ortellado dio su vida por los demás, porque hasta se contagió de cólera asistiendo a un hermano”, explicó.
En otro momento mencionó que el siervo de Dios (Duarte Ortellado) es un ejemplo de santidad sacerdotal. El religioso, quien murió en Ybycuí, Paraguarí, es un ejemplo de líder, construyó puentes y habilitó hogares de ancianos y para menores.
Otro gran caazapeño fue monseñor Ismael Rolón, dijo en otro momento. Ayer fue aniversario de su nacimiento, 24 de enero 1914. Falleció a los 96 años. “El religioso fue la figura más digna y representativa que tuvo el Paraguay durante la dictadura, fue un incansable defensor de los derechos humanos”, dijo de uno de sus antecesores.
Seguidamente lamentó que un 13% de los menores de cinco años de nuestro país estén en desnutrición crónica. “Si hablamos de los indígenas, el porcentaje trepa al 20%. El hambre en los niños trae consecuencias nefastas física y mentalmente. Una madre desnutrida transmite esa deficiencia a los niños”, indicó.
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El cardenal Martínez pidió al Estado, la Gobernación y la Municipalidad trabajar e invertir en el desarrollo integral de los niños.
Seguidamente, el purpurado dijo que es preocupante la situación de los compatriotas que son exiliados económicos, quienes migran a los países vecinos o Europa en busca de mejores horizontes. “Necesitamos que los compueblanos tengan mejores oportunidades. En San Pablo, Brasil, estuve con los compatriotas de Caaguazú y también de Caazapá, Necesitan volver y encontrar mejores condiciones de vida en su país”, manifestó.
Abordó otros temas como la corrupción que impera en nuestro país, el deterioro social y moral de nuestra nación, donde campea el tráfico de influencia y el abuso de poder. Agregó que se “trafica con el poder, el nepotismo, soborno y el desperdicio de los recursos públicos en gastos innecesarios”.
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El cardenal dijo que hay prevaricato de personas públicas y privadas, quienes interponen la ambición y la codicia. “El destino de nuestro pueblo está crecientemente amenazado y golpeado por la destructiva cizaña producida por el egoísmo, la ambición y la corrupción que contaminan el tejido social. Vemos con preocupación el tráfico de órganos, tráfico de drogas, armas, personas y sicariatos”, lamentó.
El eclesiástico indicó que la corrupción pública y privada y el crimen organizado crecen al amparo de la impunidad y debilitan las instituciones de la democracia. Resaltó que la situación señalada es causa del sufrimiento y el dolor de nuestro pueblo. “La tierra, que es un don de Dios, está siendo deforestada, contaminada y destruida”, sostuvo el religioso.
De la ceremonia religiosa participaron el gobernador de Caazapá, Cristian Acosta (ANR-HC) y el intendente municipal local Amado Díaz Verón, (ANR-HC).
Una vez terminada la ceremonia religiosa se realizó la tradicional procesión de la imagen de San Pablo por las principales calles de esta ciudad.
Actualmente, el párroco de la Iglesia San Pablo, es el presbítero Antonio Darío Duarte, con quien estuvo también presente el administrador diocesano Blas Antonio Arévalos y otros sacerdotes de la Diócesis de Villarrica del Espíritu Santo.
Diócesis de Caazapá: obispo está llegando poco a poco
El nuevo obispo para la nueva jurisdicción eclesiástica esta viniendo poco a poco, anunció el cardenal Adalberto Martínez.
Es con relación al nombramiento del obispo de la Diócesis de Caazapá, que fue creada recientemente por el papa Francisco. El prelado dijo que ayer habló con el nuncio apostólico, quien se encuentra en la gestión y este le mencionó que “la Diócesis de Caazapá esta en el corazón del Papá”, quien hace 2 años creó la diócesis.
El cardenal Martínez dijo que el padre Blas Antonio Arévalos tiene dos hombros, en uno esta la Diócesis de Villarrica y el otro Caazapá. “Estamos en espera del próximo obispo y que esta parroquia se convierta en una Catedral. Caazapá se merece una diócesis”, dijo el cardenal.