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Desde hace varios años los alumnos de la Escuela Básica 7.630 “Las Mercedes” de Coronel Oviedo utilizan una precaria letrina que ni siquiera cuenta con un techo o al menos una puerta segura, debido al abandono total por parte del Ministerio de Educación y Ciencias (MEC), como también de la Gobernación de Caaguazú y la municipalidad local. Los padres de familia a duras penas se ingenian para mantener en funcionamiento el precario sanitario.
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Penosamente, es el único lugar donde los niños y niñas pueden satisfacer sus necesidades fisiológicas y deben formar largas filas para poder ingresar. También los docentes usan el precario baño tipo letrina. Los profesores lamentaron la desidia de las autoridades y a menos de un mes del inicio del año lectivo 2024 no se avizora una pronta respuesta a los incesantes pedidos de mejoras.
“Es una letrina la que tenemos, realmente obra de los padres. Fue destruida en las pasadas vacaciones, pedimos ayuda a la municipalidad y no tuvimos respuesta. Ante esta realidad tuvimos que ingeniarnos para arreglar. Ahora está sin techo, pues el último temporal se llevó”, lamentó la directora de la institución, profesora Cipriana Castillo.
La educadora comentó que si no fuera por las docentes y algunos padres de familia que ayudan para tratar de paliar la situación, la escuela hace tiempo hubiese dejado sus actividades académicas ante la desidia de las autoridades, que hacen oídos sordos a las peticiones de mejora que hacen cada año.
“Es difícil y penoso recibir a alumnos que vienen con hambre, sin zapato, sin uniforme. Generalmente los docentes compramos ropas usadas para nuestros niños, pero en cuanto infraestructura ya es muy difícil, pareciera que estamos olvidados por el Gobierno”, lamentó la docente Cipriana Castillo.
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La escuela está ubicada en un asentamiento a pocos kilómetros del casco urbano de Coronel Oviedo. Funciona con seis grados en aulas que están en pésimas condiciones y nunca tuvo un baño decente, o por lo menos diferenciado.
Cuenta con un pabellón con dos aulas construidas mediante la donación de una voluntaria japonesa, otro pabellón es de estructura precaria, mientras que el tercer pabellón con dos aulas es de madera, donde funcionan la cocina, el comedor y la dirección.