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Las clases inician el viernes 23 de febrero, en casi un mes, y las escuelas indígenas afrontan múltiples necesidades que no son atendidas por el Ministerio de Educación y Ciencias (MEC), como la falta de provisión de agua y la escasez de aulas ante la demanda de matrícula.
En la escuela indígena 5847 Santiago Mbrikugi de la comunidad Aché Cerro Potĩ, en el distrito San Joaquín, Caaguazú, cuentan con dos sistemas de distribución de agua mediante pozos artesianos. Ninguno funciona bien, según denunció el líder de la comunidad, Alcides Mendoza.
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“El motor también ya está prácticamente inservible a veces”, afirmó el líder.
El pabellón donde tienen aulas es muy precario, no tienen ni ventiladores para soportar el intenso calor propio de febrero, mes en que inician las clases, y además necesitan más espacios por la demanda de matrícula.
“Una vez se nos desmayaron dos alumnas dentro del aula, no tenemos aire acondicionado”, lamentó Mendoza.
Escuela indígena de San Pedro no recibe almuerzo
La comunidad Ava Guaraní del distrito de Yrybucua, en el departamento de San Pedro, tiene seis instituciones educativas. En el único colegio donde tienen oferta de Educación Media, solo hay un salón de clases.
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“Aula pyahu la ore roikoteve”, comentó el profesor Brígido Vera, quien indicó que la cantidad de salas de clase no satisface la matrícula actual.
En ninguno de los centros educativos tienen pozo artesiano o aljibes. Se mantienen con el agua que les provee la comunidad, que sobrevive con un único sistema de pozo artesiano.
Directores denuncian que 2.294 escuelas funcionan con pozo artesiano y 33 solo tienen tajamares
Con seis instituciones educativas, el año pasado, en esta comunidad indígena recibieron almuerzo escolar solo desde setiembre y apenas en dos escuelas.
Según el Sindicato Nacional de Directores (Sinadi), funcionan en todo el país 2.294 instituciones educativas con pozo artesiano, mientras 186 tienen aljibes y otros 33 establecimientos educativos se abastecen del líquido vital mediante tajamares.
El titular del gremio, Miguel Marecos, reclamó que mientras escuelas sufren necesidades, el Congreso a cargo de Silvio “Beto” Ovelar (ANR - cartista), compró 221 “sillas de oro” a G. 5.700.000 cada una.
Según el MEC, hay 2.000 centros en mal estado y 516 funcionan todavía con letrinas.
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Datos del Observatorio Educativo Ciudadano indican que con el precio de un sillón adquirido por el Parlamento Nacional, se pueden comprar 32 pupitres a G. 170.000 cada uno. Con el total de la compra de los congresistas, pueden obtenerse 7.000 pupitres.