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Fiducia Suplicans es el documento del Dicasterio de la Doctrina para la Fe de la Santa Sede que hace relación a la pastoral de la bendición. Ayer, cuando se conoció su contenido, se mencionó que los sacerdotes pueden impartir la bendición a separados y parejas del mismo sexo.
Hoy, en conferencia de prensa que se realizó en el Seminario Metropolitano, en ocasión de la comunicación del nombramiento de monseñor Pedro Collar como obispo de Ciudad del Este, el nuncio Eliseo Ariotti y el cardenal Adalberto Martínez se refirieron a la iniciativa del Papa de bendecir a las parejas del mismo sexo.
Al respecto, Ariotti fue breve y afirmó que “dar la bendición no es reconocer lo que es el hecho”.
Por su parte, el arzobispo Martínez indicó que en la declaración del Dicasterio de la Doctrina para la Fe la Iglesia se mantiene firme la enseñanza sobre el matrimonio y no permite rito litúrgico ni bendición similar a un acto que pueda causar confusión.
“El documento es para dar un valor pastoral a las bendiciones. Bendición en este caso (a parejas del mismo sexo) no significa aprobación”, indicó.
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Explicó que la bendición está vinculada a una perspectiva litúrgica “y, en ese contexto, se puede bendecir a las parejas en situaciones irregulares, a las parejas del mismo sexo, sin convalidar oficialmente su estatus ni alterar la enseñanza de la Iglesia sobre el matrimonio”, precisó.
No legaliza relación
Preguntado si es un primer paso para normalizar las relaciones de personas del mismo texto o para acceder al matrimonio, indicó que en el documento de la Iglesia se explica muy bien y se afirma que esa bendición no es para legalizar una relación. Agregó que la bendición es un gesto muy arraigado en el pueblo.
“Hemos aprendido desde pequeños a pedir bendición en todos los contextos. Estuve de visita a los compatriotas de San Pablo, son cientos de creyentes, y también de Nueva York. Extrañan ese gesto de poner las manos y recibir la bendición y se pide por viajes, trabajo e inauguraciones. Es importante esa bendición y hasta establece un diálogo con la persona que se acerca. Nuestra misión como Iglesia es sentar posiciones sobre los postulados y doctrinas, sin cerrar las puertas a nadie”, puntualizó.
Aclaró que la bendición tiene un carácter de súplica al Espíritu Santo para que trabaje en ellos. “En las misas bendecimos a todas las personas y no preguntamos quiénes con los bendecidos porque no somos jueces. Es un ruego al Espíritu Santo para que descienda sobre ellos y si están alejados de la Iglesia es también para evangelizarlos”, concluyó.