Areguá: vecinos de Las Mercedes renuevan su fe en la Virgen de Caacupé

El barrio Las Mercedes, Areguá, renueva su devoción a la Virgen de Caacupé con una procesión anual, marcando así cuatro años de tradición. Acompañados de música y fervor, recorren en conmemoración a la Virgencita en un acto de unidad espiritual.

personas llevando a la imagen de la Virgen de Caacupé
Pobladores del barrio Las Mercedes parten de la iglesia La Candelaria para honrar los milagros de la Virgen de Caacupé.Lourdes Benítez Sosa

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Vecinos devotos del barrio Las Mercedes de Areguá realizaron hoy una procesión en honor a la Virgen de Caacupé.

Partieron desde la iglesia Virgen de la Candelaria, situada en el casco urbano y acompañados por una banda de músicos, fortalecieron su fe hasta detenerse en Tupasy Róga para rendir homenaje a la Medalla Milagrosa.

Juntos, guiaron a la Virgen de Caacupé hasta el lugar donde construirán una futura gruta para venerarla.

personas llevan a dos imágenes de la Virgen de Caacupé y Medalla Milagrosa, respectivamente.
Mujeres, en su mayoría sostienen a la Virgen de Caacupé y organizan esta procesión en el barrio Las Mercedes.

Esta actividad, que se lleva a cabo desde hace 4 años, surgió como una respuesta de la comunidad a los desafíos de la pandemia.

En un momento de aflicción, los vecinos se encomendaron a la Virgen de las Mercedes para hallar consuelo durante esos tiempos difíciles que afectaron al mundo entero.

“En medio de la pandemia nos sentíamos muy afligidos, así que nos encomendamos a la Virgen. Seguimos el novenario cada una en nuestras casas, pusimos parlantes y desde entonces nos quedamos con la fiesta de la Virgen. Del 29 de noviembre al 8 de diciembre, cada año, la comunidad se une para conmemorar y venerar a la Virgen de Caacupé”, relata Charly Maqueda, miembro de la comunidad.

Promeseras

mujeres, niñas, caminan por la ruta
Desde la salida de la Virgen de Caacupé hasta el barrio Las Mercedes ellas bailan a modo de agradecimiento por el milagro de la Virgen de salvar a un ser querido.

Guadalupe Ibarrola y Graciela Torres cumplen con la promesa de bailar en honor a la Virgen.

Guadalupe encomendó la salud de su esposo durante una enfermedad grave y como muestra de agradecimiento por su recuperación, danza alegremente en más de cuatro barrios de Areguá.

“Cambio el color de mi vestuario cada tanto. Hoy tengo azul porque es el color de la Virgen”, comparte emocionada y Graciela la acompaña, vestida como pareja masculina, participando también de esta expresión de gratitud frente a la Virgen.

Para recibir el 8 de diciembre, la comunidad llevó a cabo una vigilia, recibiendo a la medianoche con serenatas interpretadas por artistas locales, resaltando así su devoción y amor por la Virgen de Caacupé.

Entre bailes y ovaciones a la Virgen, la vecindad ofreció un karu guasu -comilona- para todos los que acercaban.

La jornada finaliza con un rezo a las 19:00.

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